Luego de una serie de postergaciones, un cohete Falcon 9 de SpaceX lanzó ayer el observatorio Spherex de la NASA y los satélites Punch desde el Complejo de Lanzamiento Espacial 4 Este (SLC-4E) en la Base de la Fuerza Espacial Vandenberg en California. Se trata del tercer vuelo del propulsor de primera etapa que apoya esta misión; anteriormente lanzó NROL-126 y Transporter-12.
Según informa la compañía de Elon Musk, durante su misión de dos años, el observatorio Spherex (espectrofotómetro para la historia del universo, época de reionización y explorador de hielos) "recopilará datos sobre más de 450 millones de galaxias y más de 100 millones de estrellas para mejorar la comprensión de cómo evolucionó el universo y, al mismo tiempo, para buscar moléculas de agua y oxígeno".
De esta forma, el observatorio comenzará su misión principal tras un período de verificación de aproximadamente un mes. Durante este lapso de tiempo, ingenieros y científicos se asegurarán de que la nave espacial funcione correctamente.
Para lograr sus objetivos científicos, Spherex creará un mapa 3D de todo el cielo celeste cada seis meses, y proporcionará una perspectiva amplia para complementar el trabajo de los telescopios espaciales que observan secciones más pequeñas del cielo con más detalle, como el telescopio espacial James Webb de la NASA y el telescopio espacial Hubble.
La NASA indicó que los satélites Punch se separaron con éxito 53 minutos después del lanzamiento, y los controladores terrestres han establecido comunicación con las cuatro naves espaciales. Ahora, Punch inicia un período de puesta en servicio de 90 días, durante el cual los cuatro satélites "entrarán en la formación orbital correcta y los instrumentos se calibrarán como un único instrumento virtual antes de que los científicos comiencen a analizar imágenes del viento solar".
La misión Punch de la agencia estadounidense realizará observaciones globales en 3D del sistema solar interior y de la atmósfera exterior del Sol, la corona, para comprender cómo su masa y energía se transforman en viento solar, una corriente de partículas cargadas que se expande desde el Sol en todas direcciones. La misión explorará la formación y evolución de fenómenos meteorológicos espaciales, como las eyecciones de masa coronal, que pueden crear tormentas de radiación de partículas energéticas que pueden poner en peligro las naves espaciales y los astronautas.