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Pese a una nueva explosión, la tercera prueba del Starship de SpaceX completó casi una hora de vuelo espacial
Si la humanidad vuelve esta década a la Luna o alguna vez pisa Marte, lo más probable es que sea en una nave Starship de la compañía estadounidense SpaceX. Por eso era tan relevante la tercera prueba de vuelo del cohete, considerado como el más potente jamás desarrollado en todo el mundo. Y si bien el lanzamiento desde Boca Chica, en el Estado de Texas, representó un avance respecto de los dos ensayos anteriores, en este intento volvió a explotar una de sus etapas.
Uno de los puntos clave era la separación en caliente, lo que ocurrió a los 2:50 minutos después del despegue y tras haber mantenido tres de los 33 motores Raptor encendidos. A partir de ese momento comenzó el descenso del propulsor Super Heavy, que explotó a los siete minutos cuando estaba a menos un kilómetro de altura y a una velocidad de 1.112 kilómetros por hora, según el último registro de la transmisión. En términos de audiencia, vale la pena mencionar que tuvo un peak de 3,5 millones de visitantes en el sitio de X, otra de las empresas del magnate Elon Musk.
Por su parte, el cohete continuó su viaje por separado. Otro de los hitos, y lo que puede considerarse un logro en las pretensiones de su desarrollo, ocurrió a los 8:35 minutos: el apagado de sus motores (Main Engine CutOff, MECO), cuando estaba a una altitud de 150 kilómetros y a una velocidad de 26.486 kilómetros por hora.
Aproximadamente a los 29 minutos se consiguió la transferencia en órbita del propelente. Dicha tarea es uno de los principales mandatos de la NASA a SpaceX para que Starship sea la nave de las misiones Artemis, las que vuelvan a llevar tripulaciones humanas a la Luna, a más de medio siglo de Apolo 17, la última hasta la fecha.
A nivel de demostraciones, el equipo retransmitió imágenes en tiempo real desde dentro de la Starship con el fin de exhibir la apertura y el cierre de la puerta de carga útil. Dicho mecanismo se presume que será para la puesta en órbita de los satélites de la constelación Starlink. Esa misma tecnología fue la que permitió que se observara por unos segundos la reentrada a la atmósfera terrestre. La señal recién se perdió a una altura de 76 kilómetros y a una velocidad superior a los 26.000 kilómetros por hora. A falta de una confirmación oficial, se presume que ese fue el momento, a los casi 49 minutos de misión, cuando la nave explotó. Las otras hipótesis que se bajaran es que se quemó en su reingreso o se estrelló en algún punto del océano Índico.
Es de esperar que la propia compañía haga un balance de este tercer intento, además de las conclusiones que pueda hacer la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos, que ya anunció la apertura de una investigación. Es, precisamente, este organismo el encargado de dar el visto bueno a las aventuras espaciales de SpaceX. Por lo pronto, desde el entorno de Elon Musk califican como positivo el balance y no se descarta que haya otras cuatro pruebas más en lo que resta de 2024.
