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Sara Correyero, ganadora en los Women Startup Awards: "Las mujeres tenemos mucho que decir en el sector espacial"
Recientemente, la Asociación Española de Startups premió a la cofundadora de Ienai Space, Sara Correyero, en los Women Startup Awards 2023, precisamente en la categoría Early Stage. La ingeniera aeroespacial accedió a conversar con Infoespacial.com para abordar las sensaciones tras este reconocimiento, el potencial de la tecnología que desarrolla su empresa y los desafíos para aumentar la presencia de las mujeres en la industria espacial.
¿Cómo valoras este reconocimiento?
Estoy contentísima de haber recibido este premio. Pone en valor que todas las mujeres que trabajamos en el sector espacial en puestos directivos o de alta responsabilidad somos más. Desde luego, lo recibo en nombre de todas ellas, de demostrar que las mujeres tenemos mucho que decir en lo que está pasando en el sector espacial.
¿Cómo puede servir esto de referencia a otras mujeres?
Espero que este premio ayude a visibilizar el papel de la mujer en la ingeniería espacial. Efectivamente, es un área en la que todavía tenemos muy poquita representación, pero cada vez hay más mujeres que están adquiriendo esos puestos de alta responsabilidad o de ser directivas de empresas de espacio. Creo que es muy imporante abrir el camino a las futuras generaciones, que sepan que esta opción es un camino posible y que pueden llegar a estar aquí también.
¿Dónde se enmarca esta categoría Early Stage?
Es un premio a startups que tienen un alto potencial de crecimiento y de generar impacto, pero que todavía están en una etapa temprana desde el punto de vista empresarial. Llevamos casi cinco años, pero eso para una empresa de Deep Tech implica que todavía estás en un estado early. De hecho, la tecnología que estamos desarrollando de nuestro sistema de propulsión todavía no está en fase comercial, pero esperamos entrar a mediados del año que viene. Esta categoría premia, yo creo, el hecho de que el proyecto tenga un alto impacto, al final son tecnologías muy disruptivas y es donde ha destacado toda la labor que estamos haciendo en Ienai.
¿Cuál es la historia de Ienai Space y qué están haciendo en la actualidad?
Fundamos la empresa en 2019 con el objetivo de convertirnos en referencia de movilidad espacial. Para ello, nos dimos cuenta de que había que desarrollar una tecnología nueva, que se adapte al mercado de los satélites, a los tamaños que están dominando el mercado, que tuviera muy alta eficiencia incluso a bajas potencias y altas prestaciones. Muchos de los productos del mercado que hay a día de hoy tienen prestaciones mediocres y, cuando nos vamos a bajas potencias y tamaños muy pequeños de satélites, pues no acaban de cumplir con las expectativas del cliente. Decidimos desarrollar una tecnología nueva, basada en electrospray, que es nuestro sistema de propulsión Athena, con todo esto en mente.
Pero esa no es la única tecnología que están trabajando...
También hemos desarrollado herramientas de software que permiten al cliente definir cuáles son sus requisitos de propulsión y optimizar esa operación. Estos productos ya son comerciales, el primero de ellos se llama 360 y hemos cerrado este año los dos primeros contratos. A partir de mediados del año que viene, el producto de hardware estará también listo para comercializar. Nuestro concepto es bastante novedoso en el sector y lo estamos llamando el Space Mobility Store, porque queremos resolver el problema completo: que el cliente se desentienda de la movilidad espacial porque no es donde debe poner el foco, no es su negocio y queremos ayudarles a definirse desde los requisitos de propulsión en base a lo que quiere hacer con la misión. Es una solución end to end y es hacia donde queremos ir.
¿Cuál es la relevancia de la propulsión eléctrica en la industria espacial?
Es una de las tecnologías clave del sector ahora mismo. De hecho, las empresas de espacio se están moviendo a crear constelaciones de satélites que ofrezcan determinados servicios, como observación terrestre, monitorización de señales o todo lo que tiene que ver con IoT (Internet de las cosas). Para mantenerlas en órbita baja es imprescindible llevar sistemas de propulsión a bordo. El problema de la propulsión química es que no está optimizada para el tamaño de las plataformas y, a día de hoy, el tamaño de masa que tienes que llevar para hacer las maniobras es tan alta que muchas veces a los clientes no les compensa. En cambio, lo que estamos desarrollando permite reducir drásticamente la cantidad de propelente que tienes que subir al espacio para realizar ese tipo de maniobras. Es un sistema muy eficiente y, por tanto, es la tecnología clave en estos momentos para cualquier empresa que quiera hacer una constelación de satélites.
¿Cuáles son las características más relevantes de Athena, su sistema de propulsión eléctrica?
Athena (Adaptable Thruster based on Electrospray powered by NAnotechnology) es un sistema de propulsión eléctrica, pero no de plasma. Esta diferencia es muy importante, porque esto normalmente lleva asociado muchas pérdidas de eficiencia, al ionizar un gas vas a tener muchas pérdidas térmicas. Al final, son sistemas que para bajas potencias no tienen sentido porque son muy poco eficientes, hablamos de eficiencias por debajo del 20%. En cambio, la tecnología de Athena es propulsión eléctrica pero no está basada en plasma. Es un líquido iónico, como una sal fundida, que aplicando campos eléctricos conseguimos extraer estos iones y acelerarlos fuera del circuito. Incluso a muy bajas potencias, estamos hablando de dos vatios, mantenemos eficiencias por encima del 60%, algo único que no se ve en el mercado.
Otra de las grandísimas ventajas que tiene es la escalabilidad. No necesitamos hacer nuevos desarrollos para hacer un motor de 50 vatios, uno de 500, sino que realmente la tecnología es la misma. Es totalmente modular: hacemos un motor para esa potencia disponible y para la misión que tenga que realizar. Podemos adaptar a Athena a cualquier plataforma de satélite que se vaya a lanzar.
¿Y cómo se ve la opción de entrar al mercado?
Hemos ganado tres contratos con la Agencia Espacial Europea (ESA), con quienes estamos haciendo todo el desarrollo del propulsor. Dos de ellos son de apoyo a la ingeniería y con ellos estamos validando todos los milestones técnicos del propulsor. En principio, con este proyecto estamos viendo que para mediados del año que viene ya tengamos el modelo de vuelo y ya tenemos, de hecho, dos vuelos cerrados para hacer demostración orbital. Creemos que eso será a finales del año que viene.
¿Hay empresas que han demostrado su interés? Imagino que los contratos con la ESA les juegan a favor...
Hace unas semanas estuvimos en la Space Tech Expo Europe en Bremen (Alemania), la feria más importante de espacio en Europa y Athenia suscitó el interés de muchas de las empresas presentes. Algunas de ellas, incluso, nos llaman regularmente para ver cómo vamos con el desarrollo. Ya les proporcionamos unos números preliminares de las prestaciones del motor y no tenemos ninguna duda de que una vez que esté en fase comercial vamos a cerrar numerosos contratos. El backload que tenemos de potenciales clientes interesados es enorme, porque las soluciones que hay hoy día en el mercado no cumplen las expectativas.
¿Hay algo concreto para las pruebas de vuelo?
Tenemos dos misiones cerradas. Una de ellas es con Cassini, financiado por la Comisión Europea, aunque gestionado por la ESA, y nos han seleccionado para meter una de las payloads de ese lanzamiento. Para esta misión tenemos que entregar el modelo de vuelo del motor antes del verano de 2024 y creo que no hay un lanzador seleccionado 100%, pero la política es que sea europeo. Además, tenemos otro acordado con Endurosat, en una misión cofinanciada por DLR (la agencia espacial alemana), donde hemos pagado un slot. Inicialmente, está previsto también para finales del año que viene.
