Los equipos del Centro Europeo de Operaciones Espaciales de la ESA (Agencia Espacial Europea) en Darmstadt, Alemania, trabajan en el reingreso asistido de Aeolus a la atmósfera terrestre. El satélite fue lanzado en agosto de 2018 desde Kourou, Guayana Francesa con el fin de medir la velocidad global del viento y mejorar las predicciones meteorológicas.
Aeolus transporta un instrumento llamado Aladin, el sistema más sofisticado de Europa de medición de viento Doppler que se ha volado en el espacio: un láser que dispara pulsos de luz ultravioleta hacia la atmósfera de la Tierra y un receptor detecta la luz que se dispersa desde las moléculas de aire, las moléculas de agua y los aerosoles como el polvo.
La ESA detalla que la misión superó las expectativas: proporcionó datos casi en tiempo real que fueron tan buenos que los principales centros meteorológicos (Francia, Reino Unido, Alemania e India) los han estado utilizando para pronosticar el clima desde 2020. Se estima que sus "éxitos" se reflejan en beneficios económicos valorados en más de 3.500 millones de euros.
Créditos: ESA
El retorno a casa
Por estos días, el satélite utiliza el combustible restante para orbitar a 320 kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Una vez que se agote dicha reserva, la Agencia realizará un reingreso semicontrolado a la atmósfera terrestre. Dicha maniobra reducirá aun más el riesgo de daño de cualquier fragmento que "sobreviva" al viaje y alcance la superficie de nuestro planeta.
Se ha establecido, mediante una serie de comandos y maniobras, que en un periodo máximo de una semana se desconectarán los sistemas de alimentación y las baterías del satélite, que serán dirigidos al mar junto al resto de fragmentos.