Tras el fracaso del lanzamiento y explosión minutos después de la nave Starship, en su primer test de prueba el pasado día 20 de abril, EEUU paraliza más movimientos del cohete de SpaceX. La medida se tomará tras conocerse que el fundador, consejero delegado e ingeniero jefe de SpaceX, Elon Musk, pretende hacer un nuevo lanzamiento en unos meses, de hecho, para Musk, el anterior aunque explotó, fue un éxito.
El motivo alegado por EEUU es que el accidente está en investigación ya que, por lo que parece, se realizó sin haber hecho previamente una revisión ambiental íntegra antes de lanzar el cohete desde Boca China (Texas). De hecho, Musk podría enfrentarse a demandas millonarias y acusaciones por mala gestión por parte de la Administración Federal de Aviación (FAA).
A la polémica, además, se han sumado organizaciones sin ánimo de lucro (ONG) dedicadas a la protección del medio ambiente que critican a la FAA por haber permitido, sin realizar análisis más rigurosos, que SpaceX quebranta la Ley de Política Ambiental Nacional cuando lanzó su cohete, según cuenta el canal de televisión CNBC.
En total son cinco las demandas contra la FAA ante el Tribunal del Distrito de Washinfton DC. Los cinco alegan que no se hicieron las pruebas necesarias y reclaman a la FAA que anule la licencia de SpaceX y reclama un ESI (Estudio de Impacto Ambiental) antes de permitir cualquier lanzamiento más.
Aunque Musk confirma que está todo bien para hacer un nuevo lanzamiento en unos meses, tendrá que esperar a ver qué curso toma la investigación federal, que por lo que parece no será rápida.