El instrumento español de análisis de las dinámicas ambientales en Marte MEDA (Mars Environmental Dynamics Analyzer), cumple este febrero un año marciano (687 días terrestres) en busca de vida en el planeta rojo. A bordo del róver Perseverance de la NASA, el dispositivo estudia la diversidad de los fenómenos atmosféricos, concretamente, en el cráter Jezero.
El instrumento fue construido por un equipo internacional liderado por el Centro de Astrobiología (CAB), y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA)-Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) con la colaboración de varias universidades españolas. Los sensores están ubicados en el "cuello" del mástil, en la cubierta, el frente y el interior del cuerpo del róver y, conjutamente, pesan unos 5,5 kg.
Los análisis de MEDA, explica el INTA, "ponen de manifiesto una meteorología muy variable en Jezero, tanto espacial como temporalmente, que controla los cambios que se producen en la superficie marciana actual en el cráter". Los resultados obtenidos hasta ahora se publicaron ayer 8 de enero en la revista Nature Geoscience.
El dispositivo realiza una "continua y precisa caracterización de los procesos físicos más relevantes en la capa más baja de la atmósfera marciana" gracias a un sensor de temperatura del suelo y el aire (ATS), un sensor de humedad (HS), un sensor de presión atmosférica (PS), un sensor de radiación y polvo (RDS), un sensor térmico de infrarrojos (TIRS) y dos sensores de viento (WS).
El róver Perseverance (NASA).
El róver Perseverance (misión Mars 2020) de la NASA aterrizó con éxito cerca del borde occidental del cráter Jezero el 18 de febrero de 2020. Desde entonces, "la misión se ha centrado en la búsqueda de indicios de posible vida pasada en Marte, así como en la realización de estudios ambientales actuales". Además, el róver ha tomado diversas muestras del terreno marciano para su posible traslado a la Tierra (Mars Sample Return), creando además un depósito duplicado terrestre que sirve como "copia de seguridad" de lsa muestras.
España examina el entorno atmosférico marciano
Tras dos años de misión los sensores de MEDA, explican las instituciones españolas que participan en la misión, "han proporcionado casi 8.000 horas de medidas y más de 1.700 imágenes del cielo marciano, una valiosa información que sirve para estudiar los ciclos de temperatura, los flujos de calor, los ciclos de polvo, y cómo las partículas de polvo interactúan con la radiación, lo que afectará tanto a la temperatura como al clima del planeta rojo".
El estudio recoge que las dimensiones partículas de polvo en el cráter son, de media, de 0,0013 mm. El sensor RDS recoge "la mayor parte de la información sobre el tamaño de las partículas cuando la trayectoria del Sol está cerca de uno de los campos de visión del sensor lateral". Además, se ha detectado que "la variabilidad diaria y estacional de la humedad relativa muestra un ciclo hidrológico complejo".
El instrumento también ha realizado análisis de la intensidad de la radiación solar, de las formaciones de nubes y de los vientos locales, fenómenos que podrían influir en el aterrizaje de la futura misión que traerá muestras de Marte a la Tierra.
El coinvestigador principal del instrumento en el Jet Propulsion Laboratory (JPL) de NASA, Manuel de la Torre, destaca "la importancia de estas medidas para el futuro", pues "se están midiendo por primera vez los parámetros ambientales en un lugar en el que, previsiblemente, se podría aterrizar" en próximas misiones. Así, los datos ayudarán en el diseño de las mismas y a preparar a los astronautas para afrontar las condiciones climáticas en Marte.
El investigador del equipo de MEDA en el departamento de cargas útiles de INTA, Daniel Toledo, recalca que "uno de los descubrimientos más sorprendentes durante este año de medidas ha sido el observar la formación de halos en Marte", aportando información "clave" sobre las propiedades de las nubes en el planeta.
El viento en Marte
Otro estudio, liderado por el investigador del CAB, Daniel Viúdez-Moreiras, describe los patrones de viento medidos en el cráter, analizando los mecanismos que definen la circulación atmosférica en la zona, y mostrando patrones "mayoritariamente repetitivos".
En general, el estudio concluye que "las observaciones de MEDA muestran un entorno dinámico rico en fenómenos atmosféricos que es diferente de otros lugares de Marte estudiados por misiones anteriores".
El investigador explica que "en Marte, el polvo en suspensión en la atmósfera es un factor que influye significativamente en la meteorología y en el clima". Para "comprender la meteorología y el clima del planeta", es necesario tener un "cocimiento detallado de los patrones de viento en superficie, así como el proceso por el que se originan y desarrollan las tormentas de polvo".
El director de Centro de Astrobiología, Victor Parro, asegura que "MEDA es, sin duda, un éxito de la ciencia y la tecnología aeroespacial española, tanto de las instituciones públicas como de nuestra industria, y afianza nuestra gran capacidad en el contexto aeroespacial internacional".
Colaboración internacional
MEDA ha sido construido por un equipo internacional liderado por el CAB y el INTA, del que también forman parte las siguientes instituciones españolas: la Universidad de Sevilla/Instituto de Microelectrónica de Sevilla, la Universidad Politécnica de Cataluña (Grupo de micro y nanotecnología), la Universidad del País Vasco, la Universidad de Alcalá de Henares y el Instituto de Química-Física Rocasolano, así como las compañías Airbus Crisa, AVS-Added Value Solutions y Alter Technology.
También forman parte del consorcio las siguientes instituciones internacionales: Jet Propulsion Laboratory de NASA (JPL), Lunar and Planetary Institute (LPI), Space Science Institute (SSI), Aeolis Research, NASA Ames Research Center, NASA Goddard Space Flight Center, el Instituto Meteorológico Finés y la Universidad de Padua.
MEDA ha sido financiado a través del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) y la Agencia Estatal de Investigación (AEI) del Ministerio de Ciencia e Innovación (Micin). Las contribuciones estadounidenses han sido financiadas por el programa Game Changing Development dentro de la Dirección de Tecnología Espacial para Misiones de la NASA.