El pasado 14 de diciembre se detectó una fuga de refrigerante en la Estación Espacial Internacional (ISS). La avería afectó a la nave espacial Roscosmos Soyuz MS-22 acoplada al módulo Rassvet. En ese momento, dos astronautas rusos, Sergey Prokopyev y Dmitri Petelin, se preparaban para realizar una caminata espacial que fue cancelada.
La fuga, calificada como "bastante significativa", se detectó por primera vez a las 1:45 del sábado 14, cuando los sensores de presión del circuito de enfriamiento proporcionaron datos más bajos de los habitual, lo que hizo saltar las alarmas de que algo podría estar ocurriendo.
Según Roscosmos, "la tripulación informó que el dispositivo de advertencia del sistema de diagnóstico del barco se disparó, lo que indica una caída de presión en el sistema de enfriamiento". Después, "una inspección visual confirmó la fuga", decidiendo "interrumpir las actividades extravehiculares planificadas por los miembros de la tripulación".
Sin peligro para los astronautas
La cosmonauta rusa Anna Kikina, utilizando la cámara del módulo Nauka de Rusia en la estación espacial, "fotografió y filmó la superficie exterior de la nave", según Roscosmos, para recabar datos y transmitirlos a la Tierra. Los especialistas "ya han comenzado a estudiar las imágenes".
A pesar del incidente, ninguno de los miembros de la tripulación a bordo de la estación espacial se encontró en peligro, pues la fuga se estaba produciendo de manera externa, por lo que se pudieron realizar las operaciones habituales en la Estación durante todo el día.
Otra caminata espacial de Roscosmos, que estaba programada para el 21 de diciembre, también se ha pospuesto indefinidamente mientras los profesionales continúan con la investigación para aclarar lo ocurrido.