2019 es un año histórico en lo que se refiere al espacio. La celebración del quincuagésimo aniversario de la llegada del hombre a la Luna, sin duda el logro de la carrera espacial más representativo y ampliamente conocido, ha puesto el foco mediático en un área cuya contribución a la economía y la sociedad está creciendo de forma exponencial. Con el aniversario de la misión Apolo XI celebramos además un hito iniciático de la participación de España en las actividades espaciales, pues las estaciones de Fresnedillas, Robledo y Maspalomas fueron claves en el éxito de la misión.
Pero más allá de efemérides, este será recordado como un año clave en la evolución del espacio en Europa y en España.
En el marco de la ESA, este mes de noviembre se celebrará en Sevilla y bajo presidencia española el Consejo Ministerial de la ESA. En esta reunión se decidirán inversiones en torno a los 13.000 millones de euros, que definirán el futuro de las actividades espaciales de la Agencia Espacial Europea para el próximo decenio. Un futuro que se estructurará en torno a los nuevos cuatro grandes pilares de ciencia y exploración; seguridad; aplicaciones; y habilitador y de apoyo (tecnología y lanzadores).
La propuesta programática que el director general de la ESA presenta a sus Estados miembros tiene en cuenta y busca aprovechar la nueva situación mundial. Especialmente destacable es la coordinación con el gran programa de espacio que la Unión Europea espera aprobar de cara al periodo 2021 al 2027; la necesidad y oportunidad de cooperar con otras grandes potencias mundiales, como es el caso de la NASA, en los dominios de ciencia y exploración; o la integración de la rápida evolución del mercado comercial. Habilitando formas en las que las empresas puedan participar de esta nueva área de actividad.
La celebración del Consejo Ministerial en Sevilla nos ofrece además una oportunidad para promover la creación de vocaciones en los estudios de ciencia e ingeniería, y así contribuir al desarrollo de España como país de conocimiento e innovación para asegurar la prosperidad futura.
Trataremos además de promover la participación femenina en estos dominios, reduciendo la brecha de género. Figuras como la astronauta de la ESA Samantha Christoforetti, tercera mujer astronauta europea y record femenino de permanencia en la estación espacial internacional, serán claves para lograr este importante objetivo.
En clave también nacional, este 2019 es especialmente representativo por la acumulación de grandes logros científicos e industriales. A finales de año está previsto el lanzamiento de la primera misión científica de la ESA con liderazgo industrial español, Cheops, una misión dedicada a la detección y estudio de exoplanetas. En estos meses continua su desarrollo la misión de observación de la Tierra FLEX, propuesta y liderada científicamente por España y con destacada aplicación en medioambiente y cambio climático. En este periodo se ha integrado la contribución española en el rover de la misión Mars 2020, que la NASA tiene previsto lanzar en julio de 2020. La Unión Europea ha tomado dos decisiones que muestran su confianza en las capacidades de España; por un lado, ha adjudicado a la industria española el contrato de evolución del segmento de control de tierra del programa Galileo, y por otro ha elegido a nuestro país como sede de un importante centro de monitorización de la seguridad del sistema completo.
Me gustaría para concluir destacar que todos estos logros, y los que están por llegar, son el resultado de una política de largo plazo coordinada entre todos los actores institucionales, de una inversión pública sostenida orientada a resultados y del esfuerzo de un tejido industrial y científico que se encuentra a la vanguardia mundial. La estabilidad en la gestión y la financiación, en particular en el marco del principal actor del espacio en Europa, la ESA, será clave para afianzar lo logrado y seguir creciendo en el futuro.
Igualmente, el crecimiento hasta niveles europeos y la estabilidad de las inversiones en todo el sistema de conocimiento e innovación de España, unido a una gestión eficiente, ágil y dirigida por criterios técnicos profesionales, son premisas imprescindibles para asegurar la prosperidad futura.