La sonda espacial Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA) completará su misión el próximo 30 de septiembre con un impacto controlado sobre la superficie del cometa 67P/Churiumov-Guerasimenko tras el que dejará de funcionar. Con esta maniobra se pone punto y final a dos años de investigaciones. Las últimas horas de este descenso permitirán a Rosetta realizar numerosas mediciones únicas, incluyendo imágenes de altísima resolución que incrementarán el retorno científico de la misión con datos de gran valor que solo pueden recopilarse en una fase final como esta.
El científico del proyecto Rosetta de la ESA, Matt Taylor, explicó que “estamos intentando incluir el mayor número de observaciones posibles antes de que se agote la alimentación solar, ya que el 30 de septiembre finalizarán las operaciones de la nave y en ese momento los equipos pasarán a centrarse exclusivamente en cuestiones científicas. Al fin y al cabo, ese es el fin con el que se lanzó la misión y aún nos quedan muchos años de trabajo para analizar exhaustivamente todos esos datos”.
La decisión de llevar a cabo el final de la misión es debido a la distancia cada vez mayor de la sonda respecto del Sol y la Tierra, lo que disminuye su alimentación por energía solar y reduce el ancho de banda para la transmisión de datos científicos. A ello hay que sumarle la prolongada edad de la nave y su carga útil, que supera los 12 años.
No será hasta agosto cuando los operadores comiencen a modificar la trayectoria de la nave Rosetta, que irá acercándose al punto más próximo del cometa a lo largo de una serie de órbitas elípticas y realizará un cambio de trayectoria final a unos 20 kilómetros y unas 12 horas antes del impacto, para comenzar el descenso final, del que la ESA planea captar y transmitir imágenes
Según el responsable de operaciones de la sonda Rosetta, Sylvain Lodio, “planificar esta fase resulta mucho más complejo de lo que fue para el aterrizaje de Philae. Las últimas seis semanas resultarán especialmente difíciles, ya que trazaremos órbitas excéntricas alrededor del cometa y esto es, en muchos aspectos, aún más arriesgado que el propio descenso final”.
Los operadores y científicos de la misión están decidiendo en qué región impactará Rosetta y evaluando las ventajas e inconvenientes de las distintas trayectorias. Se espera que el impacto se produzca a unos 50 cm/s, aproximadamente la mitad de la velocidad de aterrizaje de Philae en noviembre de 2014.
Foto: ESA