Boeing está explorando una posible venta de su negocio espacial mientras su nuevo presidente y CEO busca mejorar la posición financiera de la compañía, según informaciones publicadas por el diario neoyorquino The Wall Street Journal.
La empresa está considerando vender su negocio de la NASA, incluido el vehículo tripulado Starliner plagado de problemas, publicó el periódico, citando a personas familiarizadas con el asunto.
Cuando se le pidió una respuesta, un portavoz de Boeing dijo a la agencia France Press que la compañía "no comenta rumores o especulaciones del mercado".
El director ejecutivo Kelly Ortberg, que se unió a Boeing en agosto, dijo la semana pasada que estaba revisando las operaciones de la compañía con miras a reducir el perfil de Boeing. Es mejor para Boeing "hacer menos y hacerlo mejor que hacer más y no hacerlo bien", declaró Ortberg el miércoles 23 de octubre durante una conferencia telefónica sobre resultados mantenida con analistas.
Aunque no habló de los planes para reducir el programa espacial de Boeing, Ortberg señaló los aviones comerciales y la defensa como productos "centrales" que "siempre permanecerán con la compañía". La
Las declaraciones del CEO se produjeron después de que Boeing informara de una enorme pérdida de 6.200 millones de dólares debida, en parte, al retraso motivado por una huelga laboral de seis semanas en la región estadounidense de Seattle que cerró dos plantas de ensamblaje.
Boeing lleva años trabajando estrechamente con la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) de Estados Unidos, pero el programa espacial de la compañía ha sufrido importantes reveses en los últimos meses.
Después de muchos retrasos, la cápsula Starliner fue lanzada en junio para lo que iba a ser una misión de prueba de aproximadamente una semana de duración. Sin embargo, los problemas inesperados detectados en los propulsores y las fugas de helio en su camino hacia la Estación Espacial Internacional (ISS) descarrilaron esos planes, y la NASA finalmente decidió en septiembre que era más seguro traer de regreso a los dos astronautas en una nave operada por SpaceX.
También se ha sabido que un satélite de telecomunicaciones construido por Boeing, el Intelsat 33e, se desintegró el día 19 de octubre en su órbita geoestacionaria, por lo que dejó de funcionar y liberó decenas de fragmentos. Este tipo de anomalías catastróficas son poco frecuentes.