Un equipo de científicos ha descubierto la presencia de un cinturón de fuego en Venus similar al que la Tierra posee en el océano Pacífico. La diferencia entre ambos radica en que, a diferencia del terrestre, el anillo venusiano no está alimentado por placas tectónicas sino que responde a la actividad volcánica vertical del planeta, según el estudio publicado en Nature Geoscience.
La superficie de Venus presenta una gran cantidad de estructuras volcánicas denominadas coronas, que se originan por la actividad de las plumas del mando: cuando la roca fundida se eleva forma un hongo en la superficie que, al derretirse, se expande en una estructura circular.
Finalmente, el penacho puede volver a hundirse debajo del borde de las coronas, haciendo que la estructura se contraiga y se agriete. No obstante, a pesar de que el proceso de formación apararenta ser homogéneo, las coronas no son uniformes presentan caracterísiticas específicas acorde a lo que sucede debajo de ellas.
De esta manera, las estructuras ubicadas sobre las plumas activas del manto se ven diferentes a las coronas situadas en una pluma inactiva, que se ha hundido y enfriado.
Cuando los investigadores clasificaron y mapearon ambos tipos de estructuras, descubrieron que la mayoría de las coronas sobre las plumas activas del manto estaban situadas a lo largo de un cinturón continuo, alimentado solo por el vulcanismo.
Aún queda por descifrar el motivo por el que las plumas del manto en Venus están dispuestas de esa forma y qué implicancia tienen en los procesos interiores profundos del plante vecino. Su análisis también podría servir como modelo para estudiar el vulcanismo que existió durante la formación de la Tierra.
¡Participa con tus comentarios en esta noticia!