La NASA ha confirmado que la Starliner de Boeing volverá a la Tierra sin tripulación a bordo con el objetivo de seguir recopilando datos críticos y reducir la exposición a riesgos innecesarios. Como consecuencia de esta decisión, los astronautas Butch Wilmore y Suni Williams, que volaron en la nave hasta la Estación Espacial Internacional (ISS) el pasado mes de junio, continuarán su trabajo formalmente como parte de la Expedición 71/72 hasta febrero de 2025 y volverán a casa en una cápsula Dragon con otros dos miembros de la misión SpaceX Crew-9.
Según ha explicado la Agencia en un comunicado, se espera que la Starliner despegue desde la ISS y realice un reingreso y aterrizaje autónomo, seguro y controlado a principios del mes de septiembre. Mientras tanto, Wilmore y Williams seguirán apoyando la investigación desde la estación, realizando el mantenimiento necesario de los componentes y sistemas de la aeronave y analizando los datos recogidos para mejorar su fiabilidad.
Fugas de helio y problemas con los propulsores
El pasado jueves 6 de junio, la NASA y Boeing identificaron fugas de helio y experimentaron distintos problemas con el control de los propulsores de la Starliner mientras la nave se aproximaba a su punto de anclaje en la Estación Espacial Internacional. A raíz de estos problemas, los equipos de ingeniería de la misión se vieron obligados a realizar distintos trabajos preventivos y de reparación, incluida la revisión completa de varios conjuntos de datos, la realización de pruebas en vuelo y en tierra, la ejecución de revisiones independientes con varios grupos de expertos en propulsión y el desarrollo de varios planes de contingencia para el viaje de regreso.
“La incertidumbre y la falta de coincidencia entre los profesionales consultados no cumplen con los requisitos de seguridad y rendimiento de la Agencia para los vuelos espaciales tripulados, lo que ha impulsado a la dirección a trasladar a los astronautas a la misión Crew-9 ” explican fuentes de la NASA.
Butch Wilmore (izquierda) y Suni Williams (derecha) en el vestíbulo entre el puerto delantero del módulo Harmony de la ISS y la nave espacial Starliner de Boeing. Firma: NASA
Regreso programado para finales de septiembre
La Starliner debe regresar a la Tierra antes del lanzamiento de la misión Crew-9 para garantizar que haya un puerto de atraque disponible en la estación. Una vez aterrizada, la Agencia revisará toda la información recopilada durante el trayecto, con el fin de determinar qué acciones adicionales se requieren para cumplir con todos los requisitos de certificación.
La misión en colaboración con Space-X, originalmente programada para una tripulación de cuatro miembros, se lanzará no antes del día 24 de septiembre de 2024, cuando la NASA y la firma de Elon Musk completen trabajos previos al lanzamiento como la reconfiguración de los asientos de la cápsula Dragon y el ajuste del manifiesto para el transporte de carga adicional, efectos personales y nuevos trajes espaciales para Wilmore y Williams. Además, los responsables del proyecto utilizarán las nuevas instalaciones del Space Launch Complex 40 ubicadas en la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral (Florida), lo que proporcionará una mayor flexibilidad operativa en torno al lanzamiento del Europa Clipper planificado por la NASA.
La seguridad como pilar fundamental de la misión
Durante los últimos meses, los equipos de la Agencia estadounidense y Boeing han centrado sus esfuerzos en evitar exponer a la tripulación de la Starliner a riesgos innecesarios. “Los vuelos espaciales son arriesgados, incluso en sus formas más seguras y rutinarias. Un viaje de prueba, por naturaleza, no es ni seguro ni rutinario, por lo que la decisión de mantener a Butch y Suni a bordo de la Estación Espacial Internacional y traer a casa la nave sin tripulación es el resultado de nuestro compromiso con la seguridad que, a su vez, es nuestro valor fundamental”, aseguró el administrador de la NASA, Bill Nelson.
Por su parte, el administrador asociado de la Dirección de Misiones de Operaciones especiales de la NASA, Ken Bowersox, subrayó que “tomar decisiones como esta nunca es fácil, pero destaca el compromiso de los equipos de la Agencia y de Boeing con los análisis exhaustivos, así como sus discusiones transparentes y su enfoque en la seguridad durante una prueba de vuelo tripulada”. “Hemos aprendido mucho sobre la nave durante su viaje a la ISS y sus operaciones acopladas. También seguiremos recopilando información crítica durante su regreso sin tripulación y mejoraremos el sistema para futuros vuelos a la Estación Espacial”, añadió Bowersox.