La NASA planifica el futuro en la órbita terrestre baja para la ciencia, la investigación y las oportunidades comerciales a medida que la agencia y sus socios internacionales maximizan el uso de la Estación Espacial Internacional (ISS).
Al mismo tiempo que la agencia promueve nuevas estaciones espaciales comerciales, los líderes de la NASA y SpaceX debaten la selección de la compañía para desarrollar y entregar el Vehículo de Desorbitación de EEUU, que moverá de manera segura la ISS fuera de órbita y hacia un área remota al final de sus operaciones.
Desmantelar la ISS de forma segura es una prioridad para la NASA y sus socios internacionales, que incluyen las agencias espaciales de Europa, Rusia, Canadá y Japón. Desde el inicio se planificó llevar el laboratorio a una región despoblada del océano al final de su vida útil, para evitar cualquier riesgo de impacto en áreas habitadas.
Los paneles solares de la estación, así como antenas y otros apéndices, se quemarán primero en la atmósfera. Las piezas más grandes, como los módulos, también se romperán durante el descenso, aunque algunos escombros podrían sobrevivir hasta el impacto en el océano. Con este esfuerzo conjunto, se garantizará que la ISS termine su misión sin riesgos adicionales para la seguridad terrestre.
De esta manera, la NASA ha comunicado un acuerdo con SpaceX para desarrollar un nuevo vehículo de desorbitación (DV) para retirar la Estación Espacial Internacional de manera controlada en el año 2030. Esta colaboración es parte de un proyecto mayor y asegura que la estación espacial reingrese en la atmósfera terrestre de forma segura, desintegrándose sobre un área no habitada del océano. El contrato con SpaceX para la construcción de este vehículo ronda los 843 millones de dólares.
Según se informó, para garantizar un reingreso controlado, el DV contará con 46 motores de cohete Draco y llevará unos 15.876 kilogramos de propulsor.
La gerente senior de SpaceX, Sarah Walker, comentó que el DV necesita seis veces más combustible utilizable y tres o cuatro veces más generación y almacenamiento de energía que las naves Dragon actuales. Walker también indicó que este dispositivo tendrá suficiente combustible no sólo para completar su misión principal, sino también para operar en órbita junto con la ISS durante unos 18 meses.
La Estación Espacial Internacional lleva más de dos décadas cumpliendo con su misión, y para cuando se programe la reentrada, la ISS habrá superado las tres décadas de funcionamiento.