Recientemente, la Agencia Espacial Europea (ESA) ha aprobado la construcción de EnVision, la próxima gran misión a Venus, que busca averiguar cómo este "gemelo" de la Tierra se volvió tan inhóspito estudiando su núcleo y atmósfera para comprender su actividad volcánica y su clima. Esa tarea tiene participación española: el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) se centra en el instrumento VenSpec, que se conforma por tres espectrómetros (U, H y M) para observar en longitudes de onda desde el visible hasta infrarrojo cercano.
En concreto, VenSpec-U permitirá analizar la atmósfera del planeta por encima de su capa de nubes y VenSpec-H, un espectrógrafo de alta resolución, medirá las capas atmosféricas más próximas a la superficie del planeta, tanto los posibles gases volcánicos y su variabilidad como los aerosoles que componen las nubes de Venus. Por último, VenSpec-M será capaz de estimar la radiación térmica y las propiedades espectrales de la propia superficie del planeta.
Toda la suite VenSpec está siendo gestionada y coordinada por el Instituto de Ciencias Planetarias del Centro Alemán Aeroespacial (DLR) en Berlín. El IAA-CSIC contribuye tanto en el desarrollo tecnológico como en el retorno científico de la misión, siendo responsable del módulo de suministro de potencia de VenSpec-U y VenSpec-H; así como del diseño y desarrollo de la unidad central de control (CCU) de los tres canales (U, H y M). El equipo de técnicos está conformado por Fernando Álvarez, José M. Castro, Fernando Girela, Jaime Jiménez, Ignacio Martín-Navajas y Álvaro Mazuecos. La preparación y retorno científico de la misión por parte del IAA-CSIC recae en las investigadoras Gabriella Gilli y Luisa M. Lara y el investigador Aurelien Stolzenbach. La contribución española se completa con la participación de miembros de la Universidad del País Vasco como parte de los equipos científicos de VenSpec U y H.
De hecho, Lara explica que "no es posible comprender la superficie de Venus sin entender también su atmósfera. VenSpec nos permitirá establecer bien dicha interrelación. Por ejemplo, VenSpec-M podrá descubrir una erupción volcánica activa en la superficie de Venus al detectar lava caliente, mientras VenSpec-H determina simultáneamente la cantidad de vapor de agua liberada por el volcán a la superficie y VenSpec-U registra la distribución de dióxido de azufre en la atmósfera alta como firma de esta erupción volcánica". Gilli complementa que "con EnVision se abre una nueva y prometedora etapa en la investigación de Venus, cuya atmósfera es un laboratorio natural para comprender mejor el efecto invernadero y cómo podría llegar a ser la evolución de nuestro planeta en el futuro".
Firma: Agencia Espacial Europea
Visto bueno de la ESA
A pesar de ser el primer planeta visitado por una sonda espacial hace más de medio siglo, Venus sigue siendo una de las mayores interrogantes del sistema solar. Una de estas cuestiones principales reside en entender cómo fue la evolución de este planeta para que, a pesar de formarse en unas condiciones similares a la Tierra, haya evolucionado de una manera tan radicalmente diferente.
Lara comenta que "cuando hablamos de Venus, hay más preguntas abiertas que respuestas. No sabemos cómo han evolucionado la superficie y el interior del planeta, si Venus hoy en día es activo geológicamente y tectónicamente, o si ha sido activo en los últimos mil millones de años, cómo se formó su atmósfera y cómo ha evolucionado su clima en consecuencias de los procesos geológicos".
Por otro lado, Gilli detalla que "averiguar qué le pasó a Venus durante su evolución para que se convirtiera en un planeta inhóspito tal como es hoy en día es solo uno de los objetivos científicos de EnVision".
Aunque la atmósfera de Venus, con sus nubes de ácido sulfúrico impenetrables a la luz visible, no permite una visión directa de la superficie del planeta, existen métodos indirectos para estudiarla. Esto se consigue, por un lado, con un radar, que penetra las nubes como lo hacen los aviones en la Tierra, y, por otro, con determinadas longitudes de onda, especialmente en el infrarrojo cercano, observando a través de las llamadas ventanas atmosféricas.
Para lograr esto, la misión de la ESA en colaboración con NASA llevará a bordo seis instrumentos que estudiarán desde su núcleo interno hasta su superficie y su atmósfera por encima de la capa de nubes, hasta unos 100 kilómetros de altura. Su lanzamiento está previsto para 2031 a bordo de un cohete Ariane 6 y para 2025 comenzarían sus operaciones científicas.