El módulo Peregrine va cargado con instrumentos de la NASA para analizar la superficie lunar

Tal como estaba previsto, la empresa estadounidense United Launch Alliance (ULA) lanzó desde Florida su nuevo cohete Vulcan Centaur con el módulo Peregrine cargado de instrumentos de la NASA para analizar la superficie lunar. La misión es parte de la iniciativa CLPS (Commercial Lunar Payload Services) de la agencia espacial estadounidense y va de la mano del programa Artemis.

Si todo marcha según los planes, la nave alcanzará la órbita lunar en 12 días más. La llegada, que debió ser retrasada y está programada para el viernes 28 de febrero, será en la zona conocida como Sinus Viscositatis, que se puede traducir como 'Bahía de la Viscosidad'.

Cargas útiles

Una vez en la Luna, los instrumentos estudiarán la exósfera, las propiedades térmicas del regolito, la abundancia de hidrógeno en el suelo del lugar de aterrizaje y realizarán un seguimiento de la radiación ambiental. Según NASA, las cinco cargas útiles de ciencia e investigación a bordo del módulo de aterrizaje "ayudarán a la agencia a comprender mejor los procesos y la evolución planetarios, buscar evidencia de agua y otros recursos y respaldar la exploración humana sostenible a largo plazo".

El administrador de la NASA, Bill Nelson, aseguró que es "un gran salto para la humanidad mientras nos preparamos para regresar a la superficie lunar por primera vez en más de medio siglo. Estas misiones de alto riesgo no sólo llevarán a cabo nueva ciencia en la Luna, sino que también respaldan una creciente economía espacial comercial al tiempo que muestran la fortaleza de la tecnología y la innovación estadounidenses".

Conflicto con el pueblo navajo

Sin embargo, no todo es exploración cósmica y desarrollo tecnológico. Peregrine también lleva cenizas humanas que serán esparcidas en la superfice lunar, lo que ha provocado la indignación del pueblo navajo en Estados Unidos, quienes presentaron un reclamo formal a la NASA alegando una "profanación de un espacio sagrado". Ante esto, la Agencia aclaró que se trata de "un esfuerzo comercial privado" y la empresa a cargo, Celestis, aclara que "ninguna religión individual puede o debe dictar si una misión debe aprobarse".