Tres astronautas (dos rusos y un estadounidense) que volaron a la Estación Espacial Internacional el pasado septiembre estarán durante un -inesperado- año completo en el espacio: un pequeño meteorito averió su nave cuando se preparaban para volver a la Tierra y tendrán que estar encerrados allí arriba otros seis meses.
La estación espacial, una estructura alargada que, a sus lados, tiene varios enganches para que hasta ocho naves se acoplen y los astronautas puedan acceder a las instalaciones. Actualmente, en la Estación hay un total de siete personas, a las que se sumaron otras cuatro este febrero sin que las atrapadas hayan vuelto todavía a la Tierra.
Fue precisamente una de las naves, la rusa Soyuz MS-22, la que recibió el impacto del pequeño meteorito, sufriendo una fuga de refrigerante en el casco del segmento de equipos y propulsores. La avería impidió a los astronautas volver a principios de este año mientras que Rusia y EE UU planeaban cómo rescatarían a los astronautas.
El plan ha sido devolver vacía a la Tierra la nave averiada tras mandar una nueva nave en la que regresarán los tres astronautas no antes del próximo 27 de septiembre.
Los efectos en la salud
Los astronautas no suelen estar más de seis meses en el espacio, entre otros motivos, por el riesgo a la salud que conlleva. Entre los cambios que se producen en el cuerpo por la falta de gravedad (una caída libre sin fin), son diversos, e incluyen efectos negativos en el cerebro, el corazón, los huesos... Además de la radiación espacial, la alteración del sueño y el confinamiento en espacios pequeños.
Los más importantes a los que se tendrán que enfrentar los astronautas atrapados son los siguientes:
- Fiebre espacial. En el espacio, los astronautas sufren de "fiebre espacial", pues su temperatura media es de 40º C después de hacer ejercicio y de 38º C en reposo. Este fenómeno se debe a cambios en la sudoración y la trasferencia de calor hacia el exterior, que funciona diferente a cuando estamos en la Tierra.
- Radiación espacial. Uno de los mayores peligros a los que se enfrentan los astronautas al viajar al espacio es la radiación, que puede causar profundos daños en el ADN, pues aumenta el riesgo de metilación, un proceso que provoca la inactivación de los genes sin modificar su estructura. Los telómeros (los extremos de las cadenas de ADN), también sufren cambios. En su caso, se ha demostrado que los astronautas sufren un alargamiento de los mismos cuando vuelven a la Tierra. Además, la radiación también puede disminuir la motilidad del esperma. A pesar de los riesgos, al regresar, los genes vuelven a su estado original.
- Huesos. Todos los astronautas pegan un "estirón" en el espacio de entre 2 y 5 centímetros debido al estiramiento de la columna vertebral. La altura es un problema en la Estación Espacial Internacional, pues es un lugar pequeño en el que conviven varias personas. De hecho, la Agencia Espacial Europea (ESA) pide que sus candidatos midan menos de 1,90 metros. Además, los huesos sufren una descalcificación de entre un 1% y un 2% al mes durante el viaje.
- Corazón. Se puede decir que todos los astronautas tienen un gran corazón, pero en sentido literal, pues viajar al espacio produce que el órgano se agrande e hipertrofie, algo que acaba debilitándolo. El corazón sufre cambios fisiológicos en sus funciones, además de una caída de la presión arterial.
- Vista. Entorno al 80% de los astronautas que viajaron al espacio sin problemas de visión, regresan con miopía. Esto se debe al aplanamiento de los globos oculares y a una pequeña hinchazón de los nervios ópticos. Ahora mismo, a los astronautas de la ESA no se les pide una vista perfecta en las pruebas de acceso, pues los viajes espaciales terminarán, seguramente, por crearles problemas antes inexistentes.
- Mareo espacial. El sistema digestivo humano también sufre en el espacio. La microgravedad provoca "mareo espacial" y vómitos; además, también se produce un aumento del ritmo natural con el que los riñones filtran las sustancias.
- Cerebro. Cuando desaparece la atracción de la gravedad terrestre, se produce en el cuerpo una redistribución de los líquidos corporales, lo que provoca que la cabeza de los astronautas se hinche y puedan sufrir cefaleas, pérdida del equilibrio y distorsiones en la percepción del espacio y de la aceleración.