La basura espacial obliga a la industria a rediseñar los satélites
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La basura espacial obliga a la industria a rediseñar los satélites

La ESA estuvo a unas pocas horas de perder un satélite debido a una posible colisión con un deshecho espacial
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Ilustración de la NASA que representa la ubicación de los desechos espaciales en la órbita terrestre baja
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El incremento de basura espacial ha obligado al sector a incorporar aspectos en el desarrollo de sus satélites que antes no se tenían en cuenta. Ahora, estos sistemas necesitan incluir mecanismos para evitar colisiones y para salir de órbita al final de su vida (con el objetivo de no generar aún más desperdicios en órbita).

La basura espacial es cualquier deshecho producido por el ser humano que haya quedado orbitando la Tierra. Estos objetos van desde grandes satélites ya inoperativos hasta diminutos tornillos. El impacto entre los grandes objetos genera fragmentos muy pequeños que pueden llegar a convertirse en auténticas balas que ponen en peligro a los instrumentos que sí se encuentran en funcionamiento.

El objetivo actual de instituciones, agencias y empresas es no incrementar aún más esta basura espacial y que los nuevos sistemas en órbita sean seguros. Para ello, los satélites actuales precisan algún tipo de sistema que les aporte movilidad, lo que ha abierto las puertas a un mercado muy especializado en que empresas como la española Ienai Space están desarrollando su labor. El cofundador y CEO de la startup , Daniel Perez Grande, destaca el momento alzista que vive el sector debido al bajo número de satélites que cuentan con sistemas de propulsión. "El 96% de los nanosatélites, los satélites por debajo de diez kilos, que se utilizan desde hace muchísimos años para datos y servicios, no incorporan un sistema de propulsión", asegura. Y añade: "Lo que sabemos y creemos es que la miniaturización de los satélites ha avanzado más rápido que la miniaturización de los sistemas de propulsión".

Las colisiones por basura son cada vez más habituales

La misión Swarm de la Agencia Espacial Europea (ESA) tiene por objetivo desentrañar los misterios del campo magnético de la Tierra. Se compone de tres satélites, A, B y C, conocidos como Alpha, Bravo y Charlie. Hace unas semanas la ESA estuvo a unas pocas horas de perder al Alpha debido a una posible colisión con basura espacial.

Según informaron desde la ESA, el impacto podría haber ocasionado daños muy graves y quizá la pérdida completa del sistema. Un pequeño trozo de basura espacial (previsiblemente la pieza de algún viejo satélite) fue detectado por los sensores de la ESA como un potencial riesgo para el Alpha a ocho horas de la colisión.

Llevar a cabo una acción evasiva conocida como "maniobra para evitar la colisión" requiere mucha planificación. Para realizarla hay que comprobar que no se está moviendo el satélite a una nueva órbita que lo ponga en riesgo de otras colisiones y hay que calcular cómo volver a la órbita original utilizando el mínimo de combustible y perdiendo la menor cantidad de datos científicos por el camino. Por ello, la profesionalidad y el buen hacer de la ESA fue celebrado debido al poco tiempo que tuvieron los expertos para estudiar todas estas cuestiones. Y es que el Alpha, finalmente, logró impulsarse para evitar la colisión y, posteriormente, regresar a su órbita habitual.

La Oficina de Desechos Espaciales

La ESA tiene un organismo dedicado exclusivamente al seguimiento de la basura espacial: la Oficina de Desechos Espaciales. Las alertas de impacto que detecta la ESA son transferidas a la Red de Vigilancia Espacial de los Estados Unidos donde se analiza la información posible de colisión, sus resultados son enviados a los equipos de Control de Vuelo y Dinámica de Vuelo de la ESA, normalmente más de 24 horas antes de que el trozo de basura se acerque al satélite.



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