Con el título 'Los satélites como elemento clave para la Defensa y las aplicaciones gubernamentales', se ha celebrado un interesante seminario organizado por AMETIC Cantabria e HISDESAT, con el patrocinio de las principales empresas que desarrollan su actividad en el sector espacial en España. Desde distintas ópticas se han debatido diferentes aspectos relacionados con el presente y el futuro del papel español en el espacio. Un futuro que, según resumió el Secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles, en el acto de clausura, está marcado por la colaboración institucional, industrial e internacional.
El papel de las instituciones ha sido fundamental en el desarrollo de la política espacial española en los últimos 50 años. Este sector necesita especialmente de políticas y estrategias específicas con visión a largo plazo. Lo que permite fijar objetivos y dar estabilidad y, al mismo tiempo, materializar el liderazgo de la administración para favorecer el desarrollo industrial, en un ámbito que afecta a la soberanía nacional.
Ha quedado de manifiesto la importancia de una adecuada planificación que establezca prioridades y permita una orientación de los esfuerzos. Como subrayó el Director General de Armamento y Material, teniente general, Juan Manuel García, desde la DGAM se está realizando un esfuerzo importante en establecer planes específicos que necesitan coordinarse con estrategias tecnológicas y con la anunciada Estrategia Industrial de Defensa que contemplará al sector aeroespacial como sector esencial para la seguridad nacional. Un plan específico del que se esbozaron las líneas generales y que se espera conocer en detalle próximamente.
Desde el punto de vista de las prioridades, las necesidades operativas parecen claramente establecidas para dotar a las Fuerzas Armadas de un sistema de mando y control de nivel estratégico y operacional robusto sobre el que puedan apoyarse los sistemas tácticos donde se contempla una mayor demanda en el futuro inmediato. Por otra parte, la necesidad de disponer de inteligencia presenta una mayor demanda de sistemas de observación que permitan disponer de libertad de acción y autonomía estratégica nacional. El resumen de las necesidades militares puede concretarse en “hiperconectividad y superinformación” como dijo uno de los ponentes.
La coordinación institucional se ha resaltado como uno de los factores clave. No solo en el seno del Ministerio de Defensa sino a nivel global. Desde ese punto de vista se ha señalado el importante papel de la Comisión Interministerial que, según el SEDEF, podría ser el embrión de una futura Agencia Espacial Española. Un punto de debate en el que la mayoría de los participantes coincidieron que necesita previamente la definición del tipo de agencia más conveniente, estableciendo modelos propios que permitan asimilar la experiencia obtenida y aprovechar las capacidades nacionales.
La participación del Ministerio de Defensa, con su propio modelo se cifró en cuatro pilares: planificación y gestión en DGAM, esfuerzo en I+D sobre la base del INTA, participación en el operador HISDESAT y apoyo técnico de ISDEFE. Un modelo en el que el Ministerio participa como cliente, socio estratégico y propietario del operador, y que se ha puesto como ejemplo de colaboración público-privada. Por cierto, la muy significativa presencia de la DGAM en las jornadas, contrasta con la falta de participación activa del INTA.
La definición de políticas y estrategias a nivel institucional permitirá obtener un mayor peso en el exterior. Aprovechar las opciones que presentan las iniciativas europeas es un factor esencial donde se están realizando importantes esfuerzos y donde específicamente se mencionó como ejemplo a seguir el papel jugado por los diferentes actores en la iniciativa SST. En ese ámbito europeo la próxima presidencia española de la Agencia Espacial Europea (ESA) se ha considerado una importante oportunidad que debe aprovecharse.
También se produjo un interesante debate sobre el mercado iberoamericano, donde los representantes del continente no mostraron con claridad sus preferencias por la colaboración con España. Un ámbito donde habrá que hacer un esfuerzo posiblemente individualizado, caso por caso. En ese sentido, se produjo una interesante discusión sobre si ese mercado es el “mercado natural” español. Como subrayó uno de los ponentes, no puede hablarse en la actualidad de “mercados naturales” y el esfuerzo español debe buscarse en otras zonas, especialmente fuera del ámbito europeo.
En cualquier caso en el ámbito internacional se señaló la necesidad de mejorar la coordinación en la acción exterior, tanto horizontal, entre empresas, como vertical, buscando apoyos gobierno a gobierno, aprovechando los mecanismos de los que actualmente se dispone. El modelo español, que aúna capacitación tecnológica, desarrollos competitivos y experiencia, puede ser un modelo a “exportar” si se realiza una coordinación efectiva.
En el ámbito industrial ya se ha señalado el anuncio de una próxima Estrategia Industrial de Defensa derivada del acuerdo de Consejo de Ministros del pasado mes de mayo. Pero se trata además de un sector complejo y multidisciplinar que requiere un tratamiento desagregado, para lo cual, es esencial disponer de un conocimiento lo más exacto posible de las capacidades industriales disponibles. La industria española está en condiciones de competir en un mercado con una elevada y creciente demanda donde aparecen nuevos actores y donde la competencia será, por tanto, más dura.
Nuestra industria cuenta con capacidad tecnológica, dinamismo y experiencia. Pero al mismo tiempo presenta debilidades relacionadas con su tamaño y sobre todo con la dispersión de esfuerzos. Un factor específico de preocupación es la tasa de cobertura que ha crecido en un 40% entre 2011 y 2014. Algunos representantes industriales subrayaron la necesidad de actuar sobre la estructura industrial del sector, con la ambición de posicionarse en la fabricación de satélites completos y mantener o mejorar nuestra posición en el ámbito europeo.
En cualquier caso, nuestra competitividad debe basarse en la suma de capacitación tecnológica e industrial, cultura, capacidad comercial y esfuerzo en financiación, actuando globalmente en todos esos factores.
En relación con el esfuerzo financiero, se han obtenido importantes retornos de las cuotas de participación nacional a la ESA. El CDTI dispone de capacidad financiera y voluntad de apoyo. Pero la debilidad más señalada en este aspecto está relacionada con la carencia de escenarios presupuestarios plurianuales que ofrezcan estabilidad.
Como resumen del debate nos quedamos con la frase de que “el espacio es soberanía” y que la colaboración es esencial como herramienta de influencia. La alianza estratégica entre instituciones e industria es un factor clave que requiere acción de gobierno e implicación activa del parlamento para manifestar el compromiso político con un aspecto esencial para la soberanía nacional.