La nave Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha descubierto ingredientes considerados clave para el origen de la vida terrestre en el cometa que lleva casi dos años estudiando. Entre estos componentes está la glicina, un aminoácido que suele encontrarse en las proteínas, y fósforo, un elemento fundamental del ADN y las membranas celulares.
Según explican desde la Agencia, los científicos llevan mucho tiempo debatiendo la posibilidad de que el agua y las moléculas orgánicas, esenciales para que surgiese la vida, llegaran a la Tierra por medio de asteroides y cometas cuando ésta aún se estaba enfriando tras su formación.
Aunque se sabe que ciertos cometas y asteroides contienen agua en una composición similar a la de nuestros océanos, Rosetta ha detectado una diferencia básica en este cometa, lo que ha reavivado el debate sobre su papel en el origen del agua terrestre. Los nuevos resultados revelan que los cometas contaban con potencial de aportar los ingredientes clave para el nacimiento de vida tal y como la conocemos.
Los aminoácidos son compuestos orgánicos de gran importancia biológica que contienen carbono, oxígeno, hidrógeno y nitrógeno, y son la base de las proteínas.
Las muestras que la misión Stardust de la NASA trajo del cometa Wild-2 en 2006 mostraban trazas del aminoácido más simple, la glicina. Sin embargo, una posible contaminación terrestre de las muestras de polvo dificultaba enormemente el análisis.
Ahora, Rosetta ha detectado glicina de forma directa y repetidamente en la difusa atmósfera o ‘coma’ de este cometa.
La principal investigadora del instrumento encargado de las mediciones, ROSINA, y autora principal del artículo publicado hoy en Science Advances, Kathrin Altwegg, ha indicado que ésta es la primera vez que se detecta glicina de forma inequívoca en un cometa. “También hemos sido capaces de ver otras moléculas orgánicas que podrían ser predecesoras de la glicina, indicando las posibles vías por las que se habría formado”, añade.
Las mediciones se realizaron antes de que, en agosto de 2015, el cometa alcanzase el punto de menor distancia al Sol, o perihelio, en su órbita de seis años y medio.
La primera detección se remonta a octubre de 2014, cuando Rosetta se encontraba a tan solo 10 km del cometa. La siguiente tuvo lugar en marzo de 2015, con la sonda situada a 30-15 km del cometa.
También se detectó glicina en otras ocasiones, asociadas a explosiones procedentes del cometa en el mes de su perihelio, cuando Rosetta se hallaba a más de 200 km del núcleo, pero rodeada de una gran cantidad de polvo.
“Vemos una fuerte relación entre la glicina y el polvo, lo que sugiere que probablemente se desprendiera, quizá junto a otros componentes volátiles, de las capas heladas de polvo al calentarse en la coma”, explica Kathrin.
La glicina solo se evapora cuando alcanza temperaturas cercanas a los 150 °C, por lo que la cantidad que suele desprenderse de la superficie o capas inferiores del cometa es mínima, debido a las bajas temperaturas. Por este motivo, además, Rosetta no siempre la detecta.
Imágenes: ESA