Un informe interno de la NASA desvela todos los problemas a los que la agencia se ha tenido que enfrentar para poder cumplir con los planes del expresidente de EEUU, Donald Trump, de volver a la Luna en 2024 con el programa Artemis. Sin embargo, las fechas parecían un suicidio y la NASA ha decidido retrasar la llegada, pero sin fecha fija, aunque hablan de 2028 como nueva, y más real, meta establecida.
La NASA aceptó el encargo de Trump de llegar a la Luna en 2024 sabiendo a todas las dificultades que se podrían enfrentar para cumplirlo. Un plazo de cinco años para construir un cohete nuevo, trajes nuevos de astronautas y un presupuesto ajustado han propiciado que la fecha se haya tenido que retrasar. Y es que, la agencia solicitó 2.800 millones de euros sólo para el módulo del aterrizaje y ha recibido menos de la cuarta parte de esa cifra, lo que les obligó a elegir solo uno de los tres proyectos presentados, que fue el de SpaceX.
Los retrasos afectan también a otras dos cápsulas tripuladas. Una, la Starliner de Boeing, y la cápsula Orion, que no ha volado por los retrasos del cohete SLS.
El nuevo cohete SLS ha acumulado tanto retraso y problemas de desarrollo que la factura total se acerca de los 20.000 millones y se estima que cada vuelo costará 2.000 millones más. El primer SLS, sin tripulación, debería despegar antes de fin de 2021; el segundo está programado para septiembre de 2023; y el tercero debería ser en 2024, pero ahora no tiene fecha y la NASA habla ya 2028.
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