India hizo historia al llegar a Luna el miércoles 23 de agosto, con su misión Chandrayaan-3 y el objetivo de encontrar agua congelada en su polo sur. Después de dos semanas de exploraciones, donde el róver Pragyan descubrió la presencia de azufre y otros elementos, los componentes de la nave entraron en hibernación.
Uno de sus últimos objetivos fue un nuevo aterrizaje de Vikram. El módulo que encendió sus motores, se elevó unos 40 centímetros de la superficie y volvió a alunizar de forma segura. Desde la agencia espacial india ISRO valoraron la importancia de un impulso que "entusiasma el retorno de muestras futuras y las misiones humanas".
Por otro lado, se aseguró que todos los sistemas funcionaron nominalmente y están en buen estado: tanto la rampa, como el experimento termofísico de superficie (ChaSTE) para medir la conductividad térmica y la temperatura, y el Instrumento de Actividad Sísmica Lunar (ILSA) para medir la sismicidad alrededor del lugar de aterrizaje.
Con el objetivo "cumplido y superado" según los científicos indios, la misión entra en un modo de suspensión debido a la progresiva falta de luz solar. Mientras las cargas útiles fueron apagadas, los receptores del módulo se mantienen encendidos. Ahora, Chandrayaan-3 debe enfrentar las duras condiciones de la noche lunar, cuya temperatura puede bajar hasta los -250ºC, hasta que vuelva a "amanecer" el viernes 22 de septiembre. ISRO espera un "despertar exitoso, para otra serie de tareas. De lo contrario, permanecerá allí para siempre como embajador lunar de la India".