Michele Catanzaro/ El Periódico de Extremadura/ España.-
Alcanzar un resultado en la exploración del espacio cuesta tanto tiempo que puede ocurrir que, en el mismo momento en que se celebra un éxito, las prioridades hayan cambiado del todo.
Esto parece ser el caso de Curiosity, el mayor robot nunca enviado a otro planeta. Ayer por la mañana, alcanzó la superficie de Martes tras una arriesgada operación de aterrizaje, conducida sin el más mínimo error por los técnicos de la NASA.
La fabricación de este rover (robot con ruedas) empezó en 2004, cuando muy pocos imaginaban la crisis económica en la cual se encontrarían sumidos Estados Unidos y Europa 8 años después.
La agencia americana lleva años enlazando recortes en sus presupuestos y ha cerrado algunos de sus programas simbólicos, como los transbordadores Shuttle y el proyecto de volver a la Luna.
ASTRONOMO Y DIVULGADOR La Agencia Espacial Europea (ESA) ha mantenido su presupuesto. Pero en la próxima ministerial (la reunión de ministros que asigna los fondos a la agencia cada tres años y que se celebrará en noviembre) se prevé que Europa aplique al espacio la misma dieta de recortes que viene aplicando a casi todo.
"Estamos a principios de una década que puede regalarnos grandes avances, pero estamos también en el peor momento por la financiación de la exploración de Marte", afirma Stuart Clark, astrónomo y divulgador y colaborador de la ESA.
"Es como caminar al borde de una escollera: corremos el riesgo de perderlo todo", añade.
Ayer, los directivos de la NASA al mando de Curiosity aprovecharon el éxito redondo de la operación para remarcar que la exploración del espacio es una parte esencial de la identidad los Estados Unidos.
Los expertos interpretan la insistencia en este punto como una petición al gobierno de que haga marcha atrás en los recortes.
"Los siete minutos de terror la operación de aterrizaje se han convertido en siete minutos de triunfo", dijo John Grunsfeld, vicedirector científico de la NASA.
"El aterrizaje fue espectacular: me faltan palabras para describirlo", dice Fernando Abilleira, uno de los hombres en camisa azul --los ingenieros de la NASA-- que se manejaban las decenas de ordenadores de la sala de control.
"Es el aterrizaje más preciso que se haya conseguido nunca en Marte", afirma Stuart Clark.
"El rover se posó a tan sólo 400 metros del centro de la área designada: en otras misiones la desviación fue de hasta 50 km", explica Abilleira.
El robot tocó tierra en el cráter marciano Gale, a las 7,18, hora de España, correspondientes a cerca de las 3 de la tarde en Marte, en un día de invierno tranquilo, sin las usuales tormentas de arena.
No obstante este éxito, el futuro de la exploración de Marte queda en suspenso después de Curiosity . En 2013, la agencia pretende enviar a Marte el satélite Maven, para estudiar su atmósfera, pero después de eso no tiene planes.
EL SECTOR ESPACIAL PRIVADO "Su estrategia era invertir en una campaña para traer muestras de Marte a la Tierra, pero no lo conseguirá hasta 2030", afirma Agustín Chicarro, científico principal experto en Marte de la ESA.
Ayer, Obama celebró el éxito de Curiosity , pero en el mismo discurso reforzó su apuesta por el sector espacial privado.
"Los privados pueden subir satélites o astronautas a la estación espacial internacional, pero ir a Marte o a la Luna es tan difícil que sólo lo puede hacer una agencia nacional", comenta Clark.
La situación en la ESA no es mucho mejor. En la reunión de noviembre, los ministros deberán confirmar la financiación del Trace Gas Orbiter y de Exomars. El primero es un satélite que se debería lanzar en 2016 para medir el metano en la atmósfera de Marte (una señal de posible actividad biológica). El segundo es un rover dotado de taladro para averiguar si hay materia viva debajo de la superficie del planeta.
UN CAMBIO DE ESTRATEGIAS "Confío que estos programas no se cancelen en Noviembre: la ESA podía hacerlo en Febrero, cuando la NASA se echó atrás de su participación en Exomars, pero apostó por ellos", afirma Clark.
"Lo que ha hecho España en este marco es aplicar recortes abruptos, anunciar que reducirá su cuota para la ESA y de momento dejar de abonarla", afirma Ignasi Ribas, investigador del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC. "Esperamos que el éxito de Curiosity haga cambiar estrategias", concluye Clark.
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