De aquel bip-bip al Espacio 4.0
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De aquel bip-bip al Espacio 4.0

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De aquel bip-bip del Sputnik 1 que captaron, atónitos, unos radioaficionados en 1957 nos distancian ya 60 años. El primer satélite artificial lanzado por la Unión Soviética al Espacio marcó el inicio de la carrera espacial entre la URSS y los EEUU al tiempo que, como diría años más tarde Chertok, miembro del equipo técnico que lo puso en órbita, dio paso a una nueva esfera para la actividad humana.

Unos meses antes, en marzo, unos cuantos países europeos habían firmado el Tratado de Roma dando origen a la Comunidad Económica Europea. Y lo que empezó siendo una unión aduanera para la reconstrucción económica de Europa después de la Segunda Guerra Mundial, al tiempo que una herramienta de reconciliación para frenar las tensiones de las dos superpotencias en la Guerra Fría, se fue transformando en un proceso de integración de los distintos sectores económicos que creaban instituciones supranacionales a las que los Estados cedían cada vez más competencias. Ese mercado común fue también un lugar de valores compartidos que acabó convirtiéndose en pieza esencial entre los dos polos de la Guerra Fría. Estos 60 años de trayectoria de lo que hoy es la Unión Europea han demostrado que la colaboración entre europeos nos ha permitido alcanzar unos objetivos en distintos ámbitos, inimaginables yendo cada uno por su lado.

El espacio es un claro ejemplo que pone en valor la Europa de la cooperación y de objetivos comunes. La Agencia Espacial Europea, ESA, ha tenido un papel relevante, importantísimo, en la construcción de esta Europa. Ha contribuido a impulsar y consolidar la identidad europea reforzando ese espíritu de cooperación internacional que guió a los seis países que pusieron en marcha este proceso de integración, y que se ha convertido en una UE de 28. Porque en el espacio la colaboración es, sencillamente, esencial.

Europa ha logrado el acceso soberano al espacio gracias al engranaje que tan exitosamente ha institucionalizado la ESA para articular la colaboración entre los países. Una experiencia con la que afrontamos, en la mejor posición, la nueva era denominada el Espacio 4.0.

Primero fue la observación que del espacio se hacía desde la Tierra. Con el Sputnik pasamos a la segunda era espacial, que significó un avance que conmocionó al mundo: una carrera espacial que terminó con la llegada del hombre a la Luna. A continuación, el espacio se convirtió en la nueva frontera, una zona geográfica más para la cooperación y la explotación comercial del espacio que inició su tercera era que nos ha conducido al nuevo Espacio 4.0. En este momento el espacio se ha hecho global. Más de 60 Naciones afrontan los nuevos desafíos donde los intereses económicos y sociales se entrelazan, donde interactúan gobiernos y empresas, sociedades y políticos, y donde la competitividad global parece imprescindible.

La Agencia Espacial Europea y la Unión Europea ya caminan hacia ese nuevo Espacio 4.0. con la meta común de estrechar la cooperación en el sector espacial para beneficio de los ciudadanos europeos. Una nueva era en la que se trata de integrar el espacio y la tecnología espacial en la economía y en la sociedad europea, ampliando el uso de las aplicaciones espaciales para apoyar las políticas públicas, proporcionando soluciones a los grandes desafíos sociales a los que se enfrenta Europa y el Mundo. Y eso desde la consolidación de ambas Instituciones.

Esta cuarta era en la exploración y conquista espacial trae consigo la revolución del New Space. Se trata de un “nuevo espacio comercial”, basado en tecnologías de bajo coste y con aplicaciones comerciales múltiples. Nuevas industrias emergentes que utilizan el espacio con visión empresarial e imaginación de muy diversas maneras, que comparten como objetivos reducir los altísimos costes y barreras que existen para crear nuevos mercados, aminorar el esfuerzo económico de las iniciativas espaciales, de forma que se impulse la expansión comercial, científica, de ocio, humanitaria y cualquier otra posibilidad de explotación comercial del espacio.

El Espacio 4.0 incorpora a la iniciativa pública nuevos socios e inversores privados a la economía espacial, y ya no se conforma con observar la Tierra desde el espacio, sino que contempla como metas posibles y no lejanas el asentamiento del hombre en la Luna y en Marte, el mayor conocimiento del cosmos y la transformación en beneficios socio-económicos nuestra presencia en el espacio.

Una nueva etapa, en definitiva, que presenta un sinfín de oportunidades tecnológicas, científicas y empresariales, que exige nuevos planteamientos y en la que son muchos los países que quieren participar del revolucionario New Space. El éxito estará asegurado si seguimos, como hasta ahora, compartiendo el mismo espíritu de colaboración internacional desde las Instituciones de las que formamos parte y que ha caracterizado la actividad espacial.



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