Como todos los años, en el mes de enero de 2017 ha tenido lugar en Bruselas la Conferencia Anual sobre Política Espacial Europea. Durante dos días los más altos representantes de la Comisión Europea (CE), del Parlamento Europeo (PE), de la Agencia Europea del Espacio (ESA) y de las principales agencias europeas relacionadas con el espacio, la defensa y la innovación, compartieron con representantes de los Gobiernos de los países miembros, de las agencias nacionales y de la industria en general, los retos y las oportunidades de este sector y sus implicaciones para una Europa más unida, innovadora y próspera. A este importante reunión, que sirve para marcar las prioridades políticas relacionadas con este sector y establecer los principios directores de la Comisión y sus diversos organismos dependientes, asistieron más de setecientos participantes, la mayor parte europeos, pero con una nutrida representación de expertos de otros países de referencia, principalmente de Canadá, Estados unidos, Israel, Japón, China y Rusia.
En esta conferencia se pusieron de manifiesto varios aspectos de la política relacionada con el espacio que permiten aventurar cual será el escenario de los próximos años.
En primer lugar, el espacio es un sector cuya importancia para la seguridad y la economía europea lo convierten en un ámbito fundamental que debe ser tenido en cuenta. No cabe pensar en una Europa avanzada, innovadora y económicamente sólida si no se adopta una política conjunta y bien engarzada en los demás principios económicos y de desarrollo industrial. En este sentido, el mundo de las aplicaciones y servicios derivados de la geolocalización (Galileo), de la observación de la Tierra (Copernicus), de las telecomunicaciones avanzadas o de los servicios meteorológicos, debe ser potenciado para que permitan ampliar su perímetro de utilidad y lleguen a desplegar todo su potencial transformador a los demás ámbitos económicos y sociales (agricultura, gestión de los recursos naturales, agua, servicios públicos, transporte, y energía, por citar solo los más referenciados). Este tema fue tratado profusamente durante toda la conferencia, pero específicamente en la sesión dedicada a la Estrategia y al “Nuevo Espacio”, entendiendo por tal su valor como catalizador de la innovación europea. En este modelo, los Proyectos de colaboración Pública-Privada (PPP) a nivel europeo se configuran como un modelo imprescindible.
En segundo lugar, el espacio y su gestión configuran un activo político que requiere una mayor atención de la Comisión y el Parlamento, y precisamente por este carácter político se debe aprovechar la potencia y experiencia acumulada por la ESA para proyectar más allá de su actual plan de trabajo una acción integral de carácter europeo. También se refrendó el valor del espacio y sus aplicaciones para construir una Europa más unida y más conjuntada. En este sentido, merece reseñar que una de las sesiones fue específicamente dedicada a la seguridad y la defensa, con una importante presencia española. En esta sesión, Carlos Suárez, de Indra, recalcó el papel dual de la tecnología espacial, la importancia de que Europa acometa proyectos ambiciosos que permitan el desarrollo de una industria espacial fuerte y avanzada tecnológicamente, y además el papel que el espacio puede desempeñar para reforzar la independencia de Europa. Expresó también un deseo, compartido por casi todos los participantes, referido a que el Brexit no suponga un alejamiento del Reino Unido ni de la ESA ni de los proyectos comunes europeos de seguridad, defensa y espacio. En esta misma sesión, Miguel Ángel Panduro, de Hisdesat, planteó, entre otros retos, el que Europa cuente con una plataforma común capaz de acometer los retos de la seguridad y la defensa en el ámbito espacial, superando el actual modelo de agregación de capacidades nacionales. Precisamente este aspecto, el de superar el actual modelo de plataformas independientes, de dos países como máximo, y dotarse de mecanismos europeos compartidos mejores y más ambiciosos fue también defendido por el tercer español de la sesión, Jorge Domecq, en su papel de CEO de la Agencia Europea de Defensa.
Como resumen y valoración personal, unas conclusiones:
Primero: es un hecho que Europa debe plantearse, y parece que las instituciones europeas antes referidas lo están haciendo, una política global a nivel europeo, más allá del importante papel de la ESA como agencia industrial y científica.
Segundo: esto abre la puerta a un debate relacionado con la seguridad y la defensa a nivel Europeo, que solo puede concluir en una mayor integración y en la definición de proyectos ambiciosos compartidos. Así, una plataforma común de observación, que permita el uso de servicios modulares según la necesidad de los usuarios, un programa conjunto armonizado de telecomunicaciones seguras para servicios gubernamentales y de defensa y otros proyectos igualmente ambiciosos como el SST, tan importante para la industria española.
Tercero: el potencial del espacio y especialmente de los servicios y aplicaciones downstream para el desarrollo de un tejido de pymes innovadoras. El papel de los clústeres de innovación, en los que empresas, centros de investigación, universidades y otros actores actúen de manera coordinada y cooperativa, fue expuesto como una línea prioritaria para los proyectos del programa Horizonte 2020. Alegra poder decir que las empresas e instituciones españolas, clústeres aeroespaciales incluidos, copan a menudo los primeros puestos en las convocatorias de estos programas
Por último, una evidencia. Cada vez que se explicaba el papel de los países en este sector, los asistentes –muchos de los cuales, de la mayor cualificación política– se referían a las agencias nacionales y, a menudo, proyectaban en sus presentaciones los anagramas de las más importantes. Los españoles asistentes a la conferencia –por cierto, prácticamente todos del sector privado– sufríamos en silencio el no ver a España en el listado. ¿Cómo podemos pretender jugar en un espacio común si no contamos con instrumentos normalizados a nivel europeo para hacerlo? Existen en Europa varios modelos de agencias nacionales del espacio. Desde las más potentes e integradoras a otras de carácter más coordinador o político. Pero lo que desde España no podemos hacer es presentar un abanico de entidades, todas ellas con sus excelencias, y limitaciones, cuando los demás países, incluso los más pequeños, tienen su propia agencia nacional. No se trata de crear una entidad nueva, cara y compleja, sino aprovechar lo que tenemos pero con una capa de integración política que permita homologar al sector espacial español con los demás países europeos.