Alas para la ingeniería aeroespacial española
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Alas para la ingeniería aeroespacial española

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La ingeniería aeronáutica y aeroespacial española está desarrollando nervio y músculo. Recientemente, en el centro de control europeo de la Estación Espacial Internacional se evidenció la solidez del presente y el gran futuro de las empresas españolas del sector aeroespacial, y también, el astronauta e ingeniero aeroespacial español Pedro Duque resaltó “la función inspiradora” de la exploración del universo, y pidió a los profesionales del sector, impulsar el conocimiento e inspirar a nuestros jóvenes.

España es uno de los diez países fundadores de la ESA, Agencia Espacial Europea, y el quinto de Europa en importancia en el sector, con industrias capaces de liderar como contratistas principales un programa completo de la ESA y de realizar un satélite completo, dada la importancia de la aportación española, distribuida en diversas acciones, como el segmento terreno, la fabricación de satélites, la carga de pago o carga útil, instrumentación, lanzadores, operaciones, aplicaciones, etc. En España contamos, asegura Javier Ventura-Traveset, portavoz de la Agencia Espacial Europea, ESA, además, con Hispasat, uno de los operadores más importantes del mundo. Resalta la importancia de la presencia de centros de primer nivel, como el Centro de Astrobiología, el Instituto de Astrofísica de Andalucía y el de Canarias. España es además sede del Centro Europeo de Astronomía Espacial, ESAC, uno de los cinco principales de la ESA, y cuenta con dos estaciones de espacio profundo, además de múltiples laboratorios especializados en el sector. Entre las contribuciones españolas más importantes se encuentra la misión Rosetta al cometa 67p, y merece una mención especial como éxito tecnológico, científico y de cooperación internacional. Es de destacar la necesidad de completar esta década el sistema de navegación por satélite Galileo, el desarrollo completo del programa Copernicus de observación de la Tierra, el de la tercera generación de satélites Meteosat, la realización del nuevo cohete europeo Ariane 6 y las misiones científicas relacionadas con la investigación del sistema solar y del universo. Entre las recientes misiones destacan el programa Exomars para estudio del planeta Marte, BepiColombo de Mercurio o la misión Juice, que estudiará las condiciones medioambientales de los satélites helados de Júpiter. A más largo plazo, la contribución de Europa al telescopio JWST, sucesor del Hubble, y la misión Euclid, para la caracterización de la energía oscura del universo.

La presencia española en el espacio comenzó con el acuerdo de 1951, entre el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, INTA, la NASA, y la instalación de centros en Maspalomas (Las Palmas de Gran Canaria) y en Robledo de Chavela (Madrid).

Una veintena de empresas españolas del sector espacial dan empleo a cerca de 3500 técnicos y facturan 740 millones de euros anuales. Es la séptima potencia mundial en fabricación de satélites.

Cerca del 15% de la facturación de la industria aeroespacial española se invierte en I+D+i. Seis empresas españolas han contribuido a la misión ExoMars.

Mars Spanish Mission es un proyecto pionero en simuladores y hábitats para entornos extremos, con el objetivo de colonizar Marte. El Centro de Soporte de Misión se ha instalado en el Centro Europeo de Empresas e Innovación, CEI, de Zaragoza.

Entre las últimas noticias relacionadas con el sector aeroespacial destaca el encargo de la ESA de su primer cohete reutilizable a la española PLD Space, dentro del proyecto Liquid Propusion Stage Recover, LPSR según Tedae, Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Aeronáutica y Espacio, y Marca España, del Ministerio de Industria, Energía y Turismo.

El análisis de la navegación de la fase de transferencia interplanetaria o desarrollos como el del software embarcado del sistema GNC del módulo de descenso y entrada o el del mecanismo de separación del escudo frontal son algunos de los ingenios en los que han participado empresas españolas.

La industria española participa de forma muy sobresaliente en los logros de la Agencia Espacial Europea, ESA, con inversiones canalizadas a través de la propia agencia y de la Comisión Europea, con programas como Copérnicus y Galileo, proyectos decisivos en los que España tiene una participación destacada, tanto en el segmento de vuelo con los satélites de observación de la Tierra, como de tierra, con el procesamiento y generación de datos que favorece la explotación comercial, destacando la cada vez más importante aportación de los ingenieros aeroespaciales españoles a este esfuerzo de I+D+i.

Se ha participado en la misión Gaia para detectar y analizar el primer catálogo con miles de millones de estrellas y así realizar el mapa de nuestra galaxia, en el centro de control de Exomars, y ha consolidado su liderazgo en control de satélites, no sólo decisivos para las telecomunicaciones y la geolocalización, sino también fundamentales en la gestión de crisis por catástrofes naturales, ya que queda inutilizada la infraestructura terrena. Basta con imaginar las consecuencias de que dejasen de funcionar simultáneamente los satélites.

El presente y el futuro pasan por el lanzamiento de los satélites españoles Paz e Ingenio, que forman parte del Programa Nacional de Observación de la Tierra por Satélite, PNOTS, y englobados en Copérnicus, el Programa de Observación de la Tierra Cosmic Vision, un gran observatorio de ondas gravitatorias que intentará desentrañar misterios del universo como el de su propio origen, el desarrollo del lanzador Ariane 6, la construcción del vehículo espacial Orion, que transportará a los astronautas a la Estación Espacial Internacional.

Hispasat y la misión Cervantes de la ESA, que llevó a Pedro Duque a la Estación Espacial Internacional, ISS, a bordo de la nave Soyuz, han constituido otros hitos españoles al ofrecer cobertura satelital a Europa, América y el Norte de África, como precedente del programa de satélites SpainSat, y la Misión Cervantes.

Las aportaciones españolas más destacadas son las procedentes del ámbito académico, concretamente de la Universidad Politécnica de Madrid, UPM, de la que depende la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio, Etsiae. De ella dependen el E-USOC, Centro de Operaciones y Soporte a Usuarios Español, centro delegado de la ESA, Agencia Espacial Europea, para realizar experimentos de Física y Mecánica de fluidos en la Estación Espacial Internacional, destaca la relevancia del trabajo de esta institución, que fue escogida como responsable del laboratorio de microgravedad de la NASA en la estación espacial, y forma parte de un consorcio para realizar una constelación de nanosatélites que obtengan datos de la termesfera. Otra aportación destacada de la ETSIAE es el Instituto de Microgravedad, la reciente participación en el consorcio internacional que desarrolló la misión Exomars, permitirá sacar mucha más información de la que ahora se dispone, como mejorar las condiciones de aterrizaje o amartizaje, a partir del estudio de las condiciones ambientales de Marte. España también contribuye con el sistema de imágenes Osiris, a misiones como la Rosetta, una sonda espacial que el pasado septiembre finalizó un recorrido de 7.000 millones de kilómetros para estudiar el origen y composición de los cometas, así como de la parte de análisis térmico en Sunrise, que obtuvo imágenes del Sol en altísima resolución, etc.

La contribución de la ETSIAE hace que sea reconocida como uno de los mejores centros universitarios para la formación de ingenieros aeroespaciales de Europa, con gran proyección en un sector que cuenta con una gran demanda de talento. Pero para reforzar estas fortalezas hace falta más apoyo institucional a la investigación y ante la enorme capacidad de una industria que está ganando concursos de gran calado, cuyo desarrollo sería más viable si se contase con un apoyo similar al de otros países europeos.

En el futuro, el sector espera la creación de una agencia espacial nacional, como en los casos de Alemania, Francia, Reino Unido o Italia. Mientras, varios ministerios trabajan en este sentido, como el de Fomento, en asuntos relacionados con el programa Galileo, el de Defensa, con el Instituto de Técnica Aeroespacial, INTA, el de Industria y Competitividad, con el CDTI, Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial, y el de Economía.

En 2015, España ocupó la presidencia de la Conferencia Interparlamentaria Europea del Espacio, CIEE, como capital europea del espacio, y presidió en 2016 el Consejo de la ESA. España cuenta con centros de referencia como la sede del Centro Europeo de Astronomía Espacial, ESAC, el laboratorio de Radiofrecuencia de Alta Potencia, el centro de incubación de empresas ESABC, y el Comité Aeroespacial de la Asociación Española para la Calidad, AEC, entre otros; por ello, la conexión entre España y el Espacio es cada vez más estrecha.

La destacada aportación española al enorme esfuerzo internacional en investigación y desarrollo aeroespacial, como en la reciente misión ExoMars, en la que España, ha contribuido con un 6,7 % de un presupuesto de unos 1.500 millones de euros. Empresas españolas han contribuido a la creación del orbitador TGO y del módulo Schiaparelli, para la misión, que en 2020 prevé que un vehículo motorizado recorra la superficie de Marte, precisamente para esta misión está previsto por la NASA utilizar motores de plasma. La UE tiene previsto invertir 12000 millones de euros hasta 2020 en proyectos espaciales dentro de Horizonte 2020, su programa marco de Investigación e Innovación.

Por otro lado, Enaire-Aena, destaca en la gestión y mantenimiento de las infraestructuras aeroportuaria españolas con la red de aeropuertos más importantes del mundo, así como los centros de control de apoyo a la navegación aérea, que participa dando apoyo a la industria aeroespacial española, así como a la aviación civil y militar.

Fuente: La Tribuna del País Vasco.



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