La misión conjunta de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la NASA, Solar Orbiter, que se lanzará desde Cabo Cañaveral, en Florida, a bordo de un cohete Atlas V 411 dentro de un mes, será controlada desde el Centro de Operaciones Científicas (SOC) con sede en ESAC, cerca de Villanueva de la Cañada (Madrid).
El SOC será responsable de toda la planificación de la misión. Dado que las características orbitales de la misión varían significativamente de una órbita a otra, el equipo científico deberá contar en todo momento con una detallada planificación. El centro de operaciones también será responsable de archivar todos los datos de Solar Orbiter de forma que queden fácilmente accesibles para todos. De esta manera, se asegurará el legado de la misión, garantizando que funcione como recurso para cualquier científico que desee emplear los datos, incluso mucho después de acabada la fase operativa de la misión.
Por otro lado, Solar Orbiter se comunicará con la Tierra a través de la red de seguimiento del espacio profundo de la ESA, Estrack. La nave no se comunicará en tiempo real con la Tierra durante los sobrevuelos, sino que las solicitudes de operaciones de la carga útil se transmitirán desde el centro de operaciones de la misión de ESOC, en Darmstadt (Alemania).
Los datos científicos resultantes se recopilarán y almacenarán en el satélite y luego se descargarán durante una serie de ventanas de ocho horas con la estación terrestre de la ESA en Malargüe (Argentina).
La sonda espacial transportará un conjunto de instrumentos complementarios que medirán las partículas, los campos y las ondas de plasma a través de las que viaja, y al mismo tiempo realiza observaciones de la superficie y de la atmósfera exterior del Sol, la fotosfera y la corona.
Desde octubre de 2018, Solar Orbiter se ha sometido a una serie de pruebas en el centro de ensayos espaciales de IABG cerca de Múnich. Se han realizado pruebas de compatibilidad electromagnética, de vibración y de vacío térmico, así como de despliegue de los paneles solares y de las pértigas de la nave. Todas las pruebas han concluido con éxito. “Dado que va a viajar tan cerca del Sol, algunas piezas de la nave tendrán que soportar temperaturas de más de 500 grados centígrados, mientras que otras se mantendrán permanentemente a la sombra y se someterán a unos gélidos - 180 grados centígrados”, ha explicado el jefe de proyecto de Solar Orbiter de Airbus, Ian Walters.
Cuando alcance su punto más cercano al Sol, Solar Orbiter estará más próximo a la estrella que Mercurio, a una distancia de 42 millones de kilómetros en una órbita que le sacará del plano eclíptico. Desde ahí podrá realizar observaciones de la misma región de la superficie del Sol durante largo tiempo y tendrá acceso visual a sus regiones polares.
La órbita de la nave se ha elegido en resonancia con Venus, lo que significa que regresará a las inmediaciones de dicho planeta cada pocas órbitas para poder utilizar de nuevo su gravedad para desviar o inclinar la órbita correspondiente.
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