La misión Mars Express de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha descubierto capas de hielo que se extienden varios kilómetros bajo la superficie del ecuador de Marte, la mayor cantidad de agua jamás encontrada en esa parte del planeta. Este hallazgo profundiza una investigación de hace más de 15 años que estudió la Formación Medusae Fossae (MFF) y que reveló depósitos masivos de hasta 2,5 kilómetros de profundidad.
De hecho, si el hielo "encerrado" se derritiera, cubriría todo el planeta con una capa de agua con una profundidad entre 1,5 y 2,7 metros. Por ejemplo, dicha cantidad sería suficiente para llenar el Mar Rojo de la Tierra. Todo es gracias a una de las cargas útiles del orbitador, el instrumento Marsis (Altímetro de radar de sondeo subterráneo). Cuenta con una antena de 40 metros de largo que envía ondas de radio de baja frecuencia que se reflejan desde cualquier límite de superficie (o subsuperficie) que se encuentren.
El investigador del Instituto Smithsonian de Estados Unidos, Thomas Watters, comenta que "descubrimos descubrimos que los depósitos son incluso más gruesos de lo que pensábamos: hasta 3,7 kilómetros de espesor. Curiosamente, las señales de radar coinciden con lo que esperaríamos ver de las capas de hielo y son similares a las señales que vemos desde los casquetes polares de Marte, que sabemos que son muy ricos en hielo".
Instrumento Marsis. Firma: ESA
Capas alternas de hielo
La ESA detalla que el MFF consta de varios elementos esculpidos por el viento que miden cientos de kilómetros de ancho y de alto. Ubicadas en el límite entre las tierras altas y bajas de Marte, estas formaciones son posiblemente la mayor fuente de polvo en Marte y uno de los depósitos más extensos del planeta.
Las observaciones iniciales de Mars Express mostraron que el MFF era relativamente transparente al radar y de baja densidad, ambas características que veríamos en los depósitos de hielo. Sin embargo, los científicos no pudieron descartar una posibilidad más seca: que las características sean en realidad acumulaciones gigantes de polvo, ceniza volcánica o sedimentos arrastrados por el viento.
El coautor de la investigación y del Instituto Nacional de Astrofísica de Italia, Andrea Cicchetti, cuenta que "aquí es donde entran los nuevos datos del radar. Dada su profundidad, si el MFF fuera simplemente una pila gigante de polvo, esperaríamos que se compactara por su propio peso. Esto crearía algo mucho más denso de lo que realmente vemos con Marsis. Y cuando modelamos cómo se comportarían los diferentes materiales sin hielo, nada reproducía las propiedades del MFF: necesitamos hielo".
En cambio, los nuevos resultados sugieren capas de polvo y hielo, todas cubiertas por una capa protectora de polvo seco o ceniza de varios cientos de metros de espesor.
Mapa de altura de la superficie de Marte que muestra la ubicación del MFF. Firma: ESA
Exploración y colaboración futuras
Aunque Marte ahora parece ser un mundo árido, la superficie del planeta está llena de signos de que alguna vez el agua fue abundante, incluidos canales de ríos secos, antiguos lechos de océanos y lagos y valles tallados por el agua. En el clima actual del planeta no podrían haberse formado enormes depósitos de hielo cerca del ecuador, como los que se sospecha que se esconden debajo de la superficie seca del MFF. Debieron haberse formado en una época climática anterior.
El científico de los proyectos ESA Mars Express y el ExoMars Trace Gas Orbiter (TGO), Colin Wilson, explica que "este último análisis desafía nuestra comprensión de la Formación Medusae Fossae y plantea tantas preguntas como respuestas. Hace cuánto tiempo se formaron estos depósitos de hielo y cómo era Marte en ese momento? Si se confirma que son hielo de agua, estos depósitos masivos cambiarían nuestra comprensión de la historia climática de Marte. Cualquier depósito de agua antigua sería un objetivo fascinante para la exploración humana o robótica".
La extensión y ubicación de estos depósitos helados de MFF también los harían potencialmente muy valiosos para nuestra futura exploración de Marte. Las misiones deberán aterrizar cerca del ecuador del planeta, lejos de los casquetes polares ricos en hielo o de los glaciares de altas latitudes. Y necesitarán agua como recurso, por lo que encontrar hielo en esta región es casi una necesidad para las misiones humanas al planeta.