La misión espacial Dart se lanzó el pasado septiembre para modificar la trayectoria del asteroinde Dimorphos, de 160 metros y cercano a la Tierra, tras impactar una sonda contra el meteorito.
La misión resultó exitosa y científicos españoles miembros del Centro de Astrobiología (CAB), dependiente del INTA-CSIC, publican hoy los resultados en la revista Nature. Entre ellos, se encuentra la física española María Isabel Herreros, que se dedica a cálculo computacional y en modelización numérica y ha trabajado en el modelo de la misión.
Herreros asegura que la misión ha sido "un éxito" y ha conseguido un imporante hito: "Hemos conseguido llegar hasta allí sin ver el meteorito". Dimorphos forma parte de un sistema más grande, Didymos, y su particularidad es que está formado por una mezcla de arena y roca, "y al ser una cosa blandita, esponjosa, es más fácil moverla", aunque invisible desde la tierra.
Sin duda, su composición ha facilitado el éxito de la misión y ha podido desviar unos 20 metros (alrededor de 33 minutos) la órbita del asteroide, pero su tamaño entraña un gran peligro: "Asteroides como Dimorphos hay cientos de miles", asegura Herreros.
Por eso, "es más probable que caiga un meteorito como el que hemos desviado que como el de los dinosaurios", aunque precisamente eso es lo que hace tan importante la misión, porque prepara a la ciencia para, en algún momento, poder hacer frente a una amenaza como esa.
Herreros habla con Infoespacial para explicar cómo se ha llevado a cabo la misión y cómo habría que actuar ante un peligro semejante para poder proteger la Tierra de la mejor manera.
Tras la publicación del estudio, ¿cuáles son las conclusiones de la misión?
La misión ha sido un éxito tecnológico porque las condiciones han sido muy favorables. Dimorphos es un asteroide tan pequeño que no se puede ver desde la Tierra, ha sido un hito en la historia de la exploración espacial porque por primera vez nos hemos dirigido a un objeto que desde aquí no vemos. Hemos tenido que inferir cuál iba a ser la trayectoria de la nave a partir de cálculos, porque nosotros sabíamos que había un asteroide principal, ese sí lo veíamos, y que tenía un componente secundario cuyas características y velocidad de orbitación hemos tenido que calcular.
¿Qué había que tener en cuenta a la hora de validar los modelos?
Esos modelos ya estaban hechos, pero estaban validados en la Tierra. Nunca se ha tenido la oportunidad de ver si esos modelos son válidos en un caso real fuera de la Tierra, porque nunca hemos estado tan cerca de un impacto como para poder hacerlo. Por eso la misión Dart es un experimento a escala real. Conocíamos cuál era el tamaño de la nave, el peso, la velocidad, etc., para ir, dar el impacto y ver cómo se comportaba ese cráter, cómo crecía y cómo se formaba, además de cómo el material eyectado se comportaba después.
¿Qué ha sido lo más complicado?
Todo el último tramo de navegación fue de manera completamente autónoma. No se hizo desde la Tierra, sino con programas de inteligencia artificial. La propia nave se fue aproximando al punto de impacto sin nosotros tocar nada desde aquí. Eso también es un hito, porque hasta ahora era impensable que una nave pudiera funcionar de forma autónoma siguiendo una trayectoria tan precisa a un objetivo tan pequeño y no confundirlo con el compañero. La nave en un momento dado podría haberse confundido de trayectoria y haber impactado en el grande.
Asteroide Dimorphos.
¿Cuál era el objetivo principal?
El primer objetivo de impactar se consiguió, pero quedaba ver si habíamos conseguido desviarlo de su trayectoria, que era, digamos, el objetivo orientado a la defensa planetaria para el caso hipotético de que en un futuro un asteroide pudiera ser una amenaza. Eso también se ha conseguido, sobre todo porque el asteroide es muy poco compacto, de una mezcla de arena y roca, y al ser una cosa blandita, esponjosa, es más fácil moverla.
¿Por qué?
Porque cuando tú le pegas un golpe, parte de esa arena sale despedida hacia atrás. Y eso hace un efecto igual que cuando tú tienes un globo, que lo tienes inflado y de repente lo sueltas. El aire sale del globo, el aire se dio muy rápido por un agujero muy pequeño y este impulso del aire hacia atrás es lo que impulsa el globo hacia adelante. Pues eso mismo es lo que ha pasado aquí. El impulso no ha sido solo por la nave, ha sido sobre todo por el material eyectado.
¿Qué distancia se ha desviado?
Este asteroide pequeñito tenía una trayectoria de 12 horas alrededor de su compañero más grande y hemos conseguido reducir esa órbita hacia el interior del compañero. Lo que nos interesaba no era empujarlo hacia afuera, porque tienes el peligro de sacarlo de la órbita. Siempre a una órbita inferior, que es más corta. La hemos reducido en 33 minutos, con un error de un minuto, que son como 20 metros. Es un porcentaje muy notable.
El material eyectado, ¿podría llegar a ser un peligro en el caso de que llegase a la Tierra?
Con esta misión se ha demostrado que el punto de impacto se puede controlar bastante bien y, por lo tanto, controlar también la dirección en la que saldría eyectado el material. Normalmente es polvo, porque aunque ese asteroide tenga roca, el material eyectado es roca pulverizada. Realmente lo que estás soltando son pequeños trocitos de roca y polvo que te ocasionarían en la atmósfera una lluvia de estrellas fugaces, y nada más. No tendría mayor peligro para nosotros.
¿Con cuánta antelación habría que detectar el asteroide para poder intentar desviarlo?
Lo más importante de esta misión es ver que sí, que podemos desviarlo, pero hay que conocer con mucha antelación la presencia de ese asteroide. Dependiendo de las características del material del asteroide y de su tamaño, lo podemos desviar, vamos a decir, entre unos pocos metros y 20 metros. Esto en distancias astronómicas no es nada. Ten en cuenta que el asteroide está ahora mismo a 11 millones de kilómetros de la Tierra. Es fundamental que el asteroide esté muy lejos para que una pequeña desviación suponga un ángulo suficiente como para no darnos.
¿Cuánto tiempo, como mínimo?
Por lo menos un año o dos años de antelación. No para que te dé tiempo de llegar allí, que también, lo puedes conseguir más o menos rápido; sobre todo para que los pocos metros que lo puedas mover vayan a ser efectivos.
¿Por qué se ha elegido este asteroide?
Ahora mismo hay muchas instituciones involucradas a nivel internacional en buscar estos asteroides potencialmente peligrosos para la Tierra, que son millones. Hay un catálogo de los que son más abundantes de los que hemos detectado. Hemos visto que los asterorides como los que mataron a los dinosaurios, de varios kilómetros de diámetro, hay uno o dos. Pero asteroides como los de Dimorphos hay cientos de miles. Si acudimos a la estadística, es más probable que nos caiga encima uno del tipo de Dimorphos que no uno como el de los dinosaurios. Por eso se diseñó esta misión.
¿Qué consecuencias tendría un impacto como el de Dimorphos?
Un asteroide del tamaño de Dimorphos es devastador a nivel regional. La zona de total devastación cubriría gran parte de la Comunidad de Madrid, que es todo el mundo muerto. Y un área con daños muy considerables en edificios, y también daños a personas, en un área todavía mayor.
¿Qué tamaño tendría que tener un asteroide para no ser capaces de desviarlo?
Pues es una pregunta un poco difícil de responder. Es el tamaño unido con su composición y con la distancia a la que se encuentra. Este tipo de preguntas son las que hacen nacer la misión Dart. Si un asteroide es un tipo pila de escombros de material suelto y tiene unos cientos de metros, detectándolo con suficiente antelación, ya está claro que podríamos desviarlo unos cuantos metros, dependiendo de su tamaño. A lo mejor serían 20 metros, si es más pequeño pues serían 50, si es menos pequeño pues a lo mejor serían tres o cuatro. Eso es siempre que el asteroide esté a 11 millones de kilómetros de distancia de la Tierra y tenga una composición de arena suelta. Si de repente nos viene hacia nosotros un meteorito que tenga un kilómetro de diámetro, que esté hecho de iridio y que además lo detectemos seis meses antes de que impacte, porque justo nos venía la dirección del Sol y no lo veíamos, pues ahí no hay nada que hacer, el impacto cinético no sería efectivo. Habría que a lo mejor considerar otras opciones y ver si se podía hacer algo.
¿Qué otras opciones habría, siendo realistas?
Hay muchas opciones, dependiendo del tamaño del asteroide, de la distancia y de la antelación, se pueden utilizar diferentes técnicas para desviarlo. Desde técnicas nucleares hasta técnicas de militares convencionales. Claro, ¿cuál es el problema? Pues que hasta ahora no hemos probado ninguna. La primera que probamos, que testeamos y que vemos que es efectiva es el impacto cinético. Todas las demás son teóricas. Se puede hacer una modelización numérica y los modelos son fiables, pero claro, llegan hasta donde llegan. Ahí queda una pregunta abierta y por eso esto no es un capítulo cerrado.