Un grupo de empresas europeas ha conseguido fondos de la Agencia Espacial Europea (ESA) para probar en 2028 una vela de arrastre inflable en el espacio, diseñada para desorbitar rápidamente su satélite anfitrión una vez que este complete su misión.
La startup portuguesa Spaceo, de dos años de antigüedad, lidera el consorcio internacional, que anunció el 18 de marzo un contrato de 3 millones de euros para el proyecto Swift (Spacecraft With Inflatable Termination) de demostración en órbita terrestre baja (LEO), pensado para fomentar la sostenibilidad en el espacio.
El proveedor francés de carga útil alojada, SpaceLocker, gestionará la integración de la vela de arrastre en el satélite anfitrión, que será proporcionado por el especialista danés en pequeñas plataformas GomSpace. Por su parte, SolidFlow, de Holanda, será la responsable del desarrollo del generador de gas necesario para inflar la vela.
El sistema pionero está diseñado para tener inicialmente un tamaño de 20 centímetros cuadrados, pero se inflaría hasta alcanzar los 1,5 metros cuadrados, lo que aumentaría considerablemente la resistencia atmosférica para acelerar la desorbitación.
Según João Pedro Loureiro, fundador de Spaceo, el aumento de la resistencia aerodinámica debería reducir la altitud del satélite de 500 a 400 kilómetros en menos de un año, con una salida de órbita completa prevista en un plazo de 14 a 16 meses. Sin Swift, ha afirmado, el satélite tardaría 10 años en desintegrarse de forma natural en la atmósfera. “Cuando todo esté terminado en 2028, es muy probable que el lanzamiento de Swift se haga en Estados Unidos por SpaceX”, ha declarado Loureiro.
“Actualmente, los satélites completan su misión y permanecen en la órbita terrestre durante décadas, lo que agrava el problema de los desechos espaciales ”, ha afirmado el responsable de Spaceo, por lo que la tecnología propuesta por la empresa lusa “permitirá, en el futuro, que los satélites se desintegren de forma controlada”.
Si bien el sistema está siendo instalado en un CubeSat 12U de 20 x 20 x 30 centímetros y una masa de 20 kilogramos, Loureiro explicó que podría escalarse para satélites más grandes, de hasta 200 kilogramos.