El satélite meteorológico MTG-S1 supera con éxito las pruebas ambientales
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El satélite meteorológico MTG-S1 supera con éxito las pruebas ambientales

La nueva plataforma Meteosat de tercera generación tiene prevista su lanzamiento en 2025 transformará la previsión del tiempo en Europa
MTG S1 in the anechoic chamber pillars
El primer Meteosat Third Generation Sounder (MTG-S1) en la cámara anecoica donde pasó pruebas electromagnéticas.
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A medida que el cambio climático genera fenómenos meteorológicos más frecuentes y severos, la necesidad de realizar pronósticos precisos y oportunos nunca ha sido más crítica. Y ahora, el próximo satélite meteorológico Meteosat de tercera generación ha superado con gran éxito su campaña de pruebas medioambientales, acercándose significativamente a su lanzamiento previsto para 2025.

Esta nueva generación de satélites está destinada a transformar la previsión meteorológica, especialmente en Europa.

Tras el espectacular lanzamiento del primer satélite MTG-Imager en 2022, que marcó el debut de esta avanzada familia de seis satélites, todas las miradas están ahora puestas en el primer satélite MTG-Sounder (MTG-S1).

Mientras que el MTG-Imager mejora significativamente las capacidades de obtención de imágenes con respecto a su predecesor Meteosat de segunda generación, el satélite MTG-S1 introducirá una innovadora capacidad de sondeo infrarrojo, mejorando aún más la precisión de la predicción meteorológica.

Con su despegue previsto para el próximo año, el satélite, ensamblado por OHB en Bremen, ha superado más de siete meses de rigurosas pruebas en las instalaciones de IABG cerca de Múnich, en Alemania, para garantizar que puede soportar el lanzamiento y el duro entorno a 36.000 kilómetros de altura sobre el ecuador de la Tierra, desde donde operará durante al menos 10 años.

A diferencia del enfoque clásico de agitar y hornear (shake and bake), la campaña de pruebas ambientales del MTG-S1 siguió una secuencia de hornear y agitar (bake and shake). Esto significa que el satélite fue sometido, primero, a una prueba de vacío térmico, que consiste en colocar toda la estructura en una enorme cámara de vacío durante tres semanas y exponerlo a temperaturas extremas, que oscilan entre –180˚ C y +250˚ C.

Tras salir ileso, el satélite afrontó la parte de la sacudida. Esto incluyó una prueba de vibración en un enorme agitador que simula las vibraciones del lanzamiento, seguida de una prueba acústica en la que se expuso a más de 140 dB, imitando el enorme ruido del encendido de un cohete y el funcionamiento de un motor.



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