El satélite español de observación de la Tierra Paz, que se lanzará el próximo sábado 17 de febrero, no sólo marca un importante hito para este año en el sector espacial español, por ser el primer sistema español de estas características que volará en el espacio, sino que su avanzada tecnología permitirá demostrar a la industria mundial el potencial de la investigación de las empresas españolas e inspirar a futuros modelos. El radar de apertura sintética (SAR) es uno de los importantes instrumentos que lleva a bordo del Paz, desarrollado e integrado por Airbus Defence & Space con aportaciones de Indra.
El SAR es el instrumento central del satélite. Su funcionamiento se basa en la emisión de una señal que rebota contra la superficie terrestre y, una vez de vuelta, trae el eco con la información de lo que se encuentra la señal. Los radares SAR tienen tres particularidades: funcionan en base a microondas, logran emitir haces móviles pese a tener antenas fijas y, en tercer lugar, los haces emitidos suelen barrer sus blancos en forma oblicua y a una velocidad imposible para una antena giratoria, lo que genera mayor cobertura en lugares con iluminación y también de los que están en sombra, lo que da claroscuro y tridimensionalidad a la imagen obtenida.
Los débiles ecos generados permiten que en la estación receptora se generen imágenes muy informativas. Pueden tener mayor tridimensionalidad y profundidad que las imágenes ópticas y, a diferencia de éstas, se obtienen sin que afecte la oscuridad nocturna, las nubes u otras formas de humedad atmosférica, el humo o el camuflaje deliberado. Por último, el tipo de interacciones eléctricas entre las microondas y el blanco iluminado permiten incluso saber hasta qué materiales componen los objetos que se visualizan.
Este radar del Paz opera en banda X, con un ancho de banda de 300 megahercios y tiene una capacidad máxima de toma de imágenes de 420 segundos por órbita. Funciona en una longitud de onda de 31 milímetros y una frecuencia de 9,6 gigahercios, por lo que podrá ofrecer una resolución de hasta un metro, una vez procesadas las imágenes.
Una originalidad de la antena es que su haz basculante podrá ser alineado electrónicamente, de modo que cualquier lugar de la Tierra podrá observarse en un plazo máximo de un día. Y no enfocará en vertical sobre la Tierra, sino que lo hará con un ángulo, que variará según la cobertura que se precise dentro de un rango que va de 15º a 60º.
El instrumento está compuesto por 12 paneles distribuidos en tres módulos diferentes integrados en una de las caras de la plataforma. Cada uno de esos paneles lleva 32 antenas microstrip o radiadores, 16 en cada una de las dos tiras que los forman. Lo que hace un total de 384 antenas. Mide en total 4,8 metros de largo por 70 centímetros de ancho.
Gracias al control electrónico del haz que emite este instrumento, cada panel y cada tira de radiadores podrán hacer barridos variables según las órdenes que se le envíen desde tierra. Su capacidad de balanceo, en dirección este-oeste, le permite, además, captar datos de cientos de kilómetros desde su posición en el espacio.
Entre sus componentes están los módulos de transmisión y recepción de datos (TRM), desarrollados por la empresa Indra. Esta tecnología permitirá coordinar la información que recoja el satélite con la de los alemanes TerraSAR-X y TanDEM-X, con lo que podrá cartografiar la Tierra en tres dimensiones.
Foto: Hisdesat/Infoespacial.com