Las nuevas evidencias de la existencia de agua líquida en el planeta rojo son un hallazgo de gran interés. Sabemos que, debido a la radiación ultravioleta, la vida en la superficie marciana no es posible. De ahí que nuestros esfuerzos se concentren en buscar posibles restos de vida en el interior de Marte, donde la vida habría podido protegerse o donde podríamos encontrar fósiles de una vida pasada.
La posible existencia de agua líquida subsuperficial respalda todavía más esta hipótesis y hace más interesantes misiones como Exomars de la ESA, que en 2018 pondrá un rover en la superficie de Marte que taladrará la superficie marciana hasta unos dos metros de profundidad en la búsqueda de posibles biomarcadores.
Esta misión es un paso más en la exploración de Marte. Una tarea que se debe hacer por etapas, avanzando de forma ordenada hasta que podamos plantearnos algún día misiones tripuladas. Actualmente, las misiones previstas son misiones de exploración robótica. Desde la ESA desarrollamos actualmente el programa Exomars que consiste en dos misiones, una primera en 2016 y otra en 2018.
Exomars permitirá poner a prueba tecnologías clave desarrolladas por la industria europea como sistemas de aterrizaje, vehículos de exploración o técnicas de perforación y preparación de muestras, tecnologías esenciales para preparar la siguiente gran etapa en la exploración robótica de Marte: una misión que recoja muestras marcianas y las traiga de vuelta a la Tierra. Para la siguiente etapa, una misión tripulada, quedan todavía muchos temas por resolver.
Por ejemplo, el problema de la radiación durante un viaje tan largo y sin la protección del campo magnético de la Tierra que no está a día de hoy resuelto. En el camino de la conquista de Marte, será clave el trabajo conjunto entre los principales organismos dedicados al Espacio. La cooperación entre agencias espaciales es hoy ya muy activa en el campo científico y en el campo de la exploración. Como es conocido, NASA, ESA, Roscosmos y JAXA colaboran conjuntamente en la Estación Espacial Internacional (ISS) desde hace ya más de 15 años.
En la ESA nos gusta decir que nuestra organización tiene la cooperación internacional grabada en su ADN, ya que nuestra existencia es la consecuencia de la cooperación de 22 países y porque trabajamos con todas las agencias espaciales del mundo, también con China e India.
Parece lógico, pues, pensar que la primera misión tripulada a Marte será en efecto el resultado de la colaboración internacional. Si se tomara la decisión de querer hacerlo y se asignaran los recursos para ello, la primera podría tener lugar entre 2030 y 2040. Nos gusta decir que los astronautas que lleven a cabo esa misión son personas ya vivas en la Tierra.
Artículo de opinión: Perfiles IDS: La industria espacial española: Nuevo ciclo inversor