El Observatorio de Neutrinos IceCube ha producido por primera vez una imagen de la Vía Láctea utilizando neutrinos, diminutos mensajeros astronómicos fantasmales, cuyos hallazgos se han publicado en la revista Science. Los hallazgos indican que la Vía Láctea produce muchos menos neutrinos que las galaxias distantes promedio.
Mediante un grupo de colaboración de 350 científicos, llamado IceCube Collaboration, ha demostrado esta nueva evidencia de emisión de neutrinos de alta energía de la Vía Láctea. Francis Halzen, profesor de física en la Universidad de Wisconsin-Madison e investigador principal en IceCube, ha explicado que "lo intrigante es que, a diferencia del caso de la luz de cualquier longitud de onda, en los neutrinos, el Universo eclipsa las fuentes cercanas en nuestra propia galaxia".
La búsqueda de IceCube se centró en el cielo del sur, donde se espera la mayor parte de la emisión de neutrinos del plano galáctico cerca del centro de la galaxia. Sin embargo, hasta ahora, un fondo de neutrinos y otras partículas producidas por las interacciones de los rayos cósmicos con la atmósfera de la Tierra dificultaba analizar los neutrinos que originados en fuentes galácticas, un desafío importante agravado por la producción relativamente escasa de neutrinos en general.
Para superar estos desafíos, los colaboradores de IceCube en la Universidad de Drexel desarrollaron análisis que seleccionan las detecciones de neutrinos astrofísicos del cielo del sur, un sistema con el que los investigadores de IceCube Collaboration han avanzado con éxito.
Por qué es importante
La galaxia de la Vía Láctea es una característica imponente del cielo nocturno, que domina todas las longitudes de onda de la luz y se puede ver a simple vista como una banda nebulosa de estrellas que se extiende de horizonte a horizonte.
La observación del plano galáctico con IceCube tiene profundas implicaciones. Un análisis realizado por Halzen y sus colegas de UW-Madison IceCube, Ke Fang y Jay Gallagher, indica que la Vía Láctea es de diez a 100 veces más tenue en neutrinos que el promedio de las galaxias distantes. Esta puede ser una pista importante para resolver el misterio en curso de exactamente dónde y cómo se producen los rayos cósmicos de energía extremadamente alta.
IceCube, un telescopio muy especial y "extraño"
IceCube no se construyó para ver lo evidente, sino aquello que más burla a los detectores, los neutrinos. Por algo se denominan "partículas fantasma". Son casi imposibles de detectar, pero con el avance tecnológico se ha podido ir "acorralando" a esta esquiva partícula.
En realidad, no es un telescopio al uso, sino un gigantesco observatorio ubicado en el Polo Sur, cuya única misión es detectar estos neutrinos y conseguir la mayor información posible. En vez de lentes, cuenta con 5.000 sensores ópticos sumergidos a casi dos kilómetros bajo el hielo de la Antártida. El hielo más puro posible de los polos es ideal para este tipo de laboratorios, y cuanto más extensa sea la instalación, mejor, de ahí el tamaño enorme del complejo.
En 2013 el laboratorio logró la primera detección de un neutrino cósmico altamente energético de la que se tenga registro.