El satélite europeo de teledetección ERS-2 ha reingresado, sin daños reportados, a la atmósfera terrestre sobre el norte del océano Pacífico, frente a la costa oeste de Estados Unidos. Si bien el reporte inicial preveía la fecha para este lunes 19 de febrero, la Agencia Espacial Europea (ESA) siempre detalló que trabajaban con un margen de error de 2,8 días.
El ERS-2 fue lanzado hace casi tres décadas, el 21 de abril de 1995. Junto a su gemelo, ERS-1, proporcionó datos "inestimables a largo plazo sobre la superficie terrestre de la Tierra, las temperaturas de los océanos y la capa de ozono, además de la extensión del hielo polar que revolucionó nuestra comprensión del sistema Tierra", según explica la ESA.
La directora de Programas de Observación de la Tierra (EO, por sus siglas en inglés) de la ESA, Simonetta Cheli, comentó que "los satélites ERS han proporcionado un flujo de datos que ha cambiado nuestra visión del mundo en el que vivimos. Nos han proporcionado nuevos conocimientos sobre nuestro planeta, la química de nuestra atmósfera, el comportamiento de nuestros océanos y los efectos de la actividad humana en nuestro medio ambiente, creando nuevas oportunidades para la investigación y las aplicaciones científicas".
Detalle del reingreso del satélite europeo ERS-2. Firma: ESA
Reingreso descontrolado, pero monitoreado
Luego de superar "con creces" su vida útil prevista de tres años, la ESA decidió sacar de órbita al satélite en 2011, considerando la creciente preocupación por el peligro a largo plazo de los desechos orbitales para las actividades espaciales actuales y futuras. Desde entonces, fue disminuyendo su altitud con el resto de combustible que albergaba. Este miércoles 21 de febrero alcanzó la altitud crítica de 80 kilómetros, bajo la línea de Kármán, por lo que la resistencia atmosférica fue tan fuerte que empezó a romperse en pedazos.
Una campaña internacional, donde participaron el Comité Interinstitucional de Coordinación de Desechos Espaciales y la Oficina de Desechos Espaciales de la ESA, supervisó el reingreso. Fue lo único que pudieron hacer, ya que la tecnología de fines del siglo pasado no permite la desorbitación controlada de objetos.
El jefe de la Oficina de Desechos Espaciales de la ESA, Tim Flohrer, dijo que "el reingreso incontrolado a la atmósfera ha sido durante mucho tiempo un método común para deshacerse de objetos espaciales al final de su misión. Vemos objetos similares en tamaño o más grandes que ERS-2 reingresando a la atmósfera varias veces al año. En los 67 años de vuelos espaciales, miles de toneladas de objetos espaciales artificiales han vuelto a entrar en la atmósfera. Las piezas que llegan a la superficie rara vez han causado daños y nunca ha habido un informe confirmado de lesiones humanas".
El ERS-2 visto el 29 de enero pasado desde uno de los satélites HEO. Firma: HEO
Legado de la misión
Los ERS (1 y 2) fueron, en su momento, los satélites más sofisticados jamás desarrollados y lanzados por Europa. Pusieron en órbita un conjunto de instrumentos y tecnologías científicos que recopilaron datos valiosos durante más de una década y media, incluida la primera herramienta europea para estudiar el ozono atmosférico. La información actualmente es seleccionada y accesible a través del Programa Espacial Patrimonial de la ESA.
Los gemelos, afirmó la Agencia, "sentaron las bases para muchas misiones sucesoras dedicadas a estudiar nuestro mundo cambiante, como Envisat, los satélites meteorológicos MetOp, las misiones de investigación científica Earth Explorer y los Copernicus Sentinels", así como muchas otras de corte nacional.
El director del Programa Espacial Patrimonial de la ESA, Mirko Albani, contó que "los datos patrimoniales de ERS todavía se utilizan ampliamente hoy en día, principalmente en combinación con datos de misiones más nuevas, ya que los registros a largo plazo son esenciales, por ejemplo, para identificar y comprender los cambios en nuestro clima. La misión es, también, un gran ejemplo de cómo la ESA es pionera en nuevas tecnologías que luego se vuelven operativas para respaldar servicios como la previsión meteorológica y la monitorización del clima que benefician a los ciudadanos de sus Estados miembros y a personas de todo el mundo".