Aunque es difícil de medir con exactitud, se estima que 130 millones de desechos espaciales con un tamaño superior a un milímetro orbitan la Tierra. Esta cifra pone en riesgo los satélites actuales y los futuros, cuyos lanzamientos han tenido un alza exponencial en los últimos años. De hecho, una vez a la semana un cuerpo vuelve a entrar sin control a nuestra atmósfera. Más de 50 por año.
Es por ello que, en el marco de su enfoque Cero Desechos, la Agencia Espacial Europea (ESA) pretende dejar de generar basura espacial para el 2030, un plan ambicioso para que faltan menos de siete años. En ese contexto, y en el marco de la Semana del Espacio que se desarrolla en Sevilla, la Agencia acaba de poner en marcha la primera Carta Mundial de Basura Cero (Zero Debris Charter), tras más de una década de trabajo.
Aunque no es vinculante, se trata de un estándar interno "propio y audaz" de acuerdo a información de la propia ESA. Abarca, sobre todo, el auge de las misiones lunares y marcianas que se proyectan para el futuro cercano. Prueba de ello es, por ejemplo, su programa Moonlight, que apunta a tener asentamientos humanos permanentes antes de 2040, o los Acuerdos de Artemis que lidera la NASA y establecen principios para guiar la cooperación en exploración espacial.
El director general de la ESA, Josef Aschbacher, afirma que "a medida que la infraestructura espacial se ha convertido en la columna vertebral de nuestra sociedad moderna, la proliferación de desechos espaciales amenaza nuestra forma de vida. Es el momento de actuar como comunidad para canalizar nuestros esfuerzos colectivos. Para implementar la Carta Cero Desechos, la ESA se centrará en desarrollar tecnologías innovadoras para la eliminación de satélites al final de su vida útil, su mantenimiento en órbita y la eliminación activa de desechos".
El coordinador del proyecto Protect Accelerator de la ESA, Quentin Verspieren, cuenta que "basándonos en un borrador propuesto por la ESA, hemos analizado, debatido y reescrito cada línea de la Carta a través de un proceso totalmente abierto y colaborativo. Más allá de haber convergido en un documento tan ambicioso en un tiempo récord, nuestros intercambios revelaron un fuerte consenso en Europa y más allá sobre la necesidad de ir más allá de las prácticas existentes de seguridad y sostenibilidad espacial".
Ilustración de la NASA que representa la ubicación de los desechos espaciales en órbita terrestre baja
Aspectos clave
Más de 40 organizaciones han participado en el desarrollo abierto y colaborativo de la Carta, ya publicada y lista para la firma de "cualquier entidad que demuestre un fuerte compromiso con el avance de la seguridad y la sostenibilidad espaciales". El documento reconoce tres principios rectores: los desechos espaciales no deben liberarse intencionalmente y debe reducirse al mínimo su generación no intencional; sus efectos adversos (en la población, infraestructuras y el medioambiente) cuando vuelven a entrar en la atmósfera, y en cielos oscuros y tranquilos, deben preverse y mitigarse en la mayor medida posible; y deben realizarse esfuerzos constantes y de colaboración para mejorar el conocimiento y comprensión de la población de todos los tamaños de desechos espaciales y sus repercusiones.
En términos de cifras, la probabilidad de generación de desechos espaciales por colisiones y rupturas debe permanecer por debajo de 1 en 1.000 por objeto durante toda la vida orbital. Por otro lado, la limpieza oportuna de las regiones de órbita terrestre baja y geoestacionaria debe lograrse con una probabilidad de éxito de, al menos, 99% una vez finalizada la misión. El riesgo de víctimas derivadas de la reentrada en objetos debe seguir siendo significativamente inferior a 1 de cada 10.000. Además, debe determinarse un umbral de riesgo agregado adecuado para las constelaciones de satélites en la región de la órbita terrestre baja. Por último, debe mejorarse el acceso a datos oportunos y precisos sobre objetos de hasta cinco centímetros en órbita terrestre baja y de 20 en geoestacionaria, a fin de aumentar la capacidad de adopción de decisiones para evitar colisiones.