Arquimea proporcionará sus React a la misión de la ESA contra la basura espacial
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Arquimea proporcionará sus React a la misión de la ESA contra la basura espacial

Misión ClearSpace-1. Foto ESA.
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La española Arquimea suministrará sus actuadores React a la misión ClearSpace-1 de la Agencia Espacial Europea (ESA), que está destinada a eliminar la basura espacial en órbita. Los actuadores tipo HDRM (Hold-Down and Release Mechanisms) son dispositivos de sujeción y liberación de bajo choque, cuya función es sujetar firmemente una carga útil durante el transporte o lanzamiento y luego liberarla mediante activación eléctrica.

La misión ClearSpace-1 de la ESA, cuyo lanzamiento está previsto para 2025, será la primera destinada a eliminar elementos desechables abandonados en órbita. La ESA calcula que hay cerca de 30.000 objetos abandonados en órbita, lo que supone un riesgo para los astronautas y para las misiones espaciales.

La misión contará con un sistema con grandes brazos encargado de recoger los elementos abandonados en el espacio. Durante el lanzamiento los brazos del sistema permanecen plegados, pero una vez en órbita se desplegarán gracias a los mecanismos React de Arquimea.

ClearSpace-1

 

En 2025, se lanzará la misión espacial de demostración de la ESA ClearSpace-1 para validar las tecnologías necesarias para la futura retirada de desechos en el espacio. Este programa tiene el objetivo de construir un servicio comercial sostenible que permita a los operadores de satélites mantener fiables y seguros sus espacios orbitales. De esta manera, se busca probar que es posible la remoción de escombros en órbita y establecerá un servicio comercial que también pueda abordar capturas más grandes y de múltiples objetos.

Las pautas actuales para operadores que vuelan satélites en órbitas terrestres y geoestacionarias bajas incluyen, entre otras, evitar la generación intencional de escombros (incluidas las pruebas antisatélites), minimizar el potencial de explosiones accidentales, una regla de desorbita de 25 años para misiones en órbita terrestre baja, y enviar a los sistemas a una órbita de cementerio más alta al final de su vida útil.

En su último Informe de Medio Ambiente de Escombros Espaciales, la ESA asegura que la mayoría de los operadores de satélites en órbita geoestacionaria cumplen con estas pautas, pero menos del 60% de los que vuelan en órbita terrestre baja se adhieren, y solo el 20% en órbitas superiores a 650 kilómetros.

 

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