La Agencia Espacial Europea (ESA) y la NASA lanzan esta madrugada la misión Solar Orbiter desde Cabo Cañaveral (Florida) en un cohete Atlas V. Con sus diez instrumentos, entre ellos seis telescopios, el satélite ofrecerá imágenes nunca vistas del Sol y responderá a los científicos las incógnitas del comportamiento de la estrella.
Faltan apenas unas horas para que la nave espacial Solar Orbiter emprenda su viaje al Sol y en la base de Cabo Cañaveral ya hay ambiente de lanzamiento. Los nervios están a flor de piel, pero la felicidad es inevitable entre todos los científicos que han estado trabajando durante años en la misión. Esta noche, a las 23:03 EST (4:03 GMT), el cielo de Florida se iluminará con el fogonazo del Atlas V, que llevará hasta la órbita al satélite.
Una vez que se haya separado del vehículo de lanzamiento, tendrá lugar una secuencia de activación automática de 22 minutos tras la cual el equipo de control tomará las riendas para dar comienzo a la fase de lanzamiento y órbita temprana (LEOP). “Esos primeros momentos de la vida de una misión son críticos: es ahí cuando despierta la nave, extiende sus paneles y los equipos en tierra comprueban su estado tras los rigores del lanzamiento”, han explicado los científicos de la NASA.
En los dos años iniciales, la nave realizará dos maniobras de asistencia gravitatoria alrededor de Venus y otra cerca de la Tierra para modificar su trayectoria y colocarse en una órbita elíptica de 180 días alrededor del Sol. “Durante ese tiempo, cuatro instrumentos trabajarán con normalidad mientras que los telescopios seguirán un proceso de calibración, pruebas y ajustes”, ha explicado el jefe de Operaciones de Ciencia en Tierra de la ESA, Luis Sánchez. Las operaciones normales de todos los instrumentos comenzarán en noviembre de 2021, “pero esperamos tener las primeras imágenes y datos científicos a partir de mayo o junio de este año”, ha detallado Sánchez.
Solar Orbiter circunvolará el Sol para observarlo de cerca y tomará las primeras imágenes directas de sus polos, estudiará la heliosfera interior, es decir, la región que rodea el Sol como una burbuja y que forma la corriente de partículas energéticas liberadas con el viento solar.
En su acercamiento máximo, el satélite se situará a unos 42 millones de kilómetros del Sol, más cerca de lo que jamás haya llegado una nave europea, aproximándose aún más que Mercurio. Para alcanzar esta órbita y desviarse hacia los polos en lugar de orbitarla en un plano plano como hacen los planetas, los equipos del control de la misión en Darmstadt (Alemania) han diseñado una compleja ruta:
Una vez que los sistemas e instrumentos del Solar Orbiter estén en funcionamiento, el satélite entrará en la fase de crucero, que se extenderá hasta noviembre de 2021. Durante este periodo, llevará a cabo dos maniobras de asistencia gravitatoria alrededor de Venus y otra de la Tierra para alterar la trayectoria de la nave y guiarla hacia las regiones interiores del sistema solar.
El sistema pasará por primera vez cerca del Sol a finales de marzo de 2022, a un tercio de la distancia entre la Tierra y la estrella. En ese momento, la nave se hallará en una órbita elíptica inicial de 180 días que le permitirá aproximarse al Sol cada seis meses. En lugar de dar vueltas alrededor del Sol en el mismo plano que los planetas, lunas y otros objetos menores del sistema solar, rebasará el ecuador solar y ofrecerá vistas de las regiones polares del Sol.
Para lograr esto, Solar Orbiter no recorrerá una órbita fija, sino que seguirá una ruta elíptica en cambio constante que irá inclinándose y reorientándose continuamente para elevarse y acercarse cada vez más a los polos del Sol. La órbita de la nave se ha elegido en resonancia con Venus, lo que significa que regresará a las inmediaciones de este planeta cada poca órbita para poder utilizar nuevamente su gravedad y así alterar o inclinar su órbita.
A finales de 2021, Solar Orbiter llegará a su primera órbita nominal científica, que previsiblemente durará cuatro años. Durante este tiempo, alcanzará 17° de inclinación, que permitirá al satélite capturar imágenes en alta resolución de los polos solares por primera vez.
Los datos recopilados por Solar Orbiter se almacenarán en la nave para después enviarse a la Tierra durante una serie de ventanas de ocho horas a través de la antena de 35 metros de la estación terrestre de Malargüe (Argentina). Otras estaciones de la red Estrack, como la de Nueva Norcia (Australia) y la de Cebreros, funcionarán como estaciones de respaldo.
Con sus diez instrumentos, que incorporan seis telescopios y 27 sensores, Solar Orbiter es pionera en muchos sentidos. Es la primera nave espacial que incorpora telescopios o cámaras para tomar imágenes del Sol, “con una temperatura exterior de 520 grados es lo más cerca que podemos llegar al Sol en el uso de cámaras con la tecnología que tenemos hoy”, ha explicado el responsable científico adjunto de la misión, Yannis Zouganelis.
Pero lo que hace completamente singular a Solar Orbiter será su capacidad de combinar los datos obtenidos. “Un desafío que tenemos es la conexión entre lo que medimos alrededor de la nave y lo que vemos en el Sol. Si medimos un índice de partículas alrededor de la nave superior al normal, paralelamente podemos ver qué está pasando en el Sol en ese momento o qué ha pasado unos días o unas horas antes”, ha detallado Anik de Groof, que coordina las operaciones de instrumentación.
Solar Orbiter podrá coordinar también sus observaciones con la misión Parker Solar Probe de la NASA “que se acercará más al Sol, pero no tiene cámaras y no puede observar a actividad solar en la superficie. Por eso la coordinación entre ambas misiones es aún más valiosa que las dos tomadas por separado”, ha concluido De Groof.
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